Crítica.cl. 29.01.2008
Y yo pobre de mí, oí algo similar al rumor que produce el viento
cuando baja y corre entre las flores de papel.
Oí un florear de aire y agua, y levanté (silenciosamente)los pies
como una bailarina de Renoir, como si fuera a parir
(y de alguna manera, en efecto, me disponía a alumbrar algo y a ser alumbrada).
Roberto Bolaño
cuando baja y corre entre las flores de papel.
Oí un florear de aire y agua, y levanté (silenciosamente)los pies
como una bailarina de Renoir, como si fuera a parir
(y de alguna manera, en efecto, me disponía a alumbrar algo y a ser alumbrada).
Roberto Bolaño
Pienso en la palabra Auxilio que denomina a la protagonista del texto Amuleto (2005, ed.) de Roberto Bolaño como un hecho que marca la novela. Situarnos en este auxilio me propone entonces una búsqueda de protección y ayuda frente a una hecho particular que se presentará en el texto.
De esta manera hago una lectura de la madre de la poesía mexicana a partir de la ayuda y protección que ésta brinda a muchos de los personajes de la novela de Bolaño. Su situación de madre voluntaria (ya que ella desde un principio decide denominarse así) la pone entonces a cargo de poetas huérfanos que viven en la periferia y que tienen a la escritura y lectura como finalidad y justificación de sus actos. Cabe destacar entonces que este personaje femenino decide nombrarse desde la maternidad, signo que ha nombrado el cuerpo de la mujer a través de la historia escrita desde los hombres (Kristeva, 1993) y a la que Bolaño obedece en este texto.
¿Por qué Auxilio es la madre de estos poetas o qué hace que ella sienta y pueda denominarse así? Mi lectura propone frente a esta situación y como justificación a esta maternidad, la narración con tono testimonial de la que la protagonista se hace cargo.
El tono con el que comienza la narración de Amuleto es determinante en los hechos y nos sitúa en lo minoritario que es el lugar desde donde surgirá la narración. Recordemos que Auxilio es mujer, poeta, ha recorrido parte de Latinoamérica en una suerte de autoexilio y además se encuentra viviendo en México sin papeles es decir, escapa a cualquier proyecto de bienestar social propuesto por la modernidad.
La narración se hará en primera persona donde actúa una forma privilegiada de narrar frente a discursos de los que la primera persona está ausente o desplazada. Entonces lo contado dentro del texto estará marcado por la experiencia, cuerpo y voz a través de la cual la protagonista se referirá al pasado que la captura en el presente (Sarlo, 2005).
Auxilio se hace esencial entonces al texto desde sus particularidades, y el pasado del que ha sido testigo de forma solitaria y nostálgica le permiten hablar con autoridad en el texto desde la experiencia.
El pasado es siempre conflictivo. A él se refieren, en competencia, la memoria y la historia porque la historia no siempre puede creerle a la memoria, y la memoria desconfía de una reconstrucción que no ponga en su centro los derechos del recuerdo (derechos de vida, de justicia, de subjetividad).
El recuerdo de esta manera se enmarca a través de las relaciones con el pasado y la mirada que narra a partir de su experiencia con el pasado decide contar desde su particularidad.
Está será una historia de terror. Será una historia policíaca, un relato de serie negra y de terror. Pero no lo parecerá. No lo parecerá porque soy yo la que lo cuenta. Soy yo la que habla y por eso no lo parecerá. Pero en el fondo es la historia de un crimen atroz. (11).
Todo el texto podría estar determinado por Auxilio, inclusive el personaje Arturo Belano, eje central de Los detectives salvajes aparece determinado por ésta, ella conoce uno a uno sus pasos, la escritura, la bohemia, la ida y el regreso a Chile.
Me dirijo ahora al crimen atroz del que se hace cargo la protagonista en su narración. El pasado y el presente están determinados por la masacre acontecida en México, hecho que además ha venido de antemano como un presentimiento: “yo ahora podría decir que lo presentí. Yo ahora podría decir que tuve una corazonada feroz y que no me pilló desprevenida. Lo auguré, lo intuí, lo sospeché”, (27) esta situación que enmarca la historia se vuelve a partir de la narración y del horror una nueva mirada de la modernidad presenciada desde la ficción.
Los tanques, los soldados y el vacío que provoca esta irrupción desde el centro, simbolizado a través de los militares, construyen en la mirada de Auxilio un enfrenamiento con el “mito” de la modernidad que de forma racional intenta liberar al sujeto y que en este hecho particular podría leerse desde la propuesta de Enrique Dussel (2001) no negamos la razón, en otras palabras, sino la irracionalidad de la violencia generada por el mito de la modernidad. Contra el irracionalismo posmoderno, afirmamos la “razón del otro”.
Propongo desde esta lectura que el centro de poder visto a través de los militares se moviliza en la narración. De esta manera, Auxilio se vuelve centro para denunciar a la modernidad desde una mirada “otra” que ha presenciado la violencia.
Yo estaba en la facultad aquel 18 de septiembre cuando el ejército violó la autonomía y entró en el campus a detener o a matar a todo el mundo. No. En la universidad no hubo muchos muertos. Fue en Tlatelolco... ¡Ese nombre que quede en nuestra memoria para siempre! Pero yo estaba en la facultad cuando el ejército y los granaderos entraron y arrearon con toda la gente. (28).
Este acontecimiento marca a la protagonista, ella es portadora de la historia que se repetirá una y otra vez en Latinoamérica, porque la muerte es el báculo de Latinoamérica y Latinoamérica no puede caminar sin su báculo. El infierno viene a situarse entonces gracias a la modernidad en la experiencia de los “otros” los que no son parte de la “civilización” y para quienes los costos de la modernidad son necesarios (Dussel, 2001). Desde este momento se harán reiteraciones enfermizas en el lenguaje de Auxilio, vendrán una y otra vez las escenas de una modernidad violenta que se verá presente también en la experiencia que Belano tendrá en Chile.
Habrá un carácter repetitivo, obsesivo y redundante en la voz de Auxilio, el pasado se hará presente una y otra vez, el recuerdo insiste porque, en un punto, es soberano e incontrolable.
Podemos mirar objetos que vienen a recordar este infierno que nos relata el texto. El jarrón que se encuentra en la casa de León Felipe y Pedro Garfias y el cuadro de Remedios Varo son imágenes de un abismo evidenciado y reconocido en Latinoamérica. Las dictaduras sucesivas que marcan a una generación como la de Lacouture ponen en evidencia una crisis.
Viene la cultura de la desesperanza. La destrucción de los movimientos populares y del Estado intervencionista destruyen los instrumentos para realizar proyectos alternativos (Hinkelmmert, 2001).
La narración de Auxilio evidencia la destrucción. Además la historia que marca su pasado (que podría ser también el pasado de Latinoamérica) repercute en la construcción de este personaje, siempre al margen, sin estabilidad, sin dientes.
Me detengo en la imagen de una mujer desdentada que actúa como el único testigo de una masacre, sugerir el relato desde esta característica marca también de forma considerable al texto.
Ser testigo del terror desde el “otro” lado trae también consigo la imposibilidad de que este relato le pertenezca, nadie atribuye esta película de terror a una mujer sin estudios, extranjera, sin trabajo, sin papeles. Auxilio representa la herida y la lleva consigo, su boca desdentada requiere ser tapada ante cualquier palabra.
La forma de hablar esta determinada por una mano que prohíbe, oculta o que trata de tapar un relato que para la modernidad sería inexistente o innecesario de considerar. De la misma forma Auxilio podría representar un cuerpo que necesita nombrarse y que ha sido silenciado o nombrado por el poder masculino. La mujer que es Auxilio necesita nombrarse y lo hace a través de la herida que la representa.
Yo siempre supe que ese hueco iba a permanecer hasta el final en carne viva. Yo perdí mis dientes en el altar de los sacrificios humanos. (167-168).
Podríamos mirar entonces la escritura de Roberto Bolaño a través del fundamento que Cornejo Polar le da a la literatura, su condición esclarecedora de la aventura terrena del hombre. Se trata de afirmar lo que no debería haber dejado de ser evidente. Las obras literarias y sus sistemas de pluralidades son signos y remiten sin excepción posible a categorías supraestéticas, el hombre, la sociedad, la historia.
Abordar la lectura de Amuleto se vuelve entonces un acto de revelación, el texto se vuelve predictivo, la intratextualidad nos permite reconocer lugares y nombres dentro de la obra de Bolaño.
Podemos a partir de esto hablar de Belano, uno de los personajes más destacados en los estudios de Bolaño el que a través de un fragmento de Los detectives salvajes se inserta en Amuleto y es determinado por Auxilio. La madre de la poesía mexicana sabe lo que él verá en Chile, ella se ha adelantado al otro personaje y por lo tanto predice su experiencia.
La madre de la poesía mexicana podría tener una relación con la madre del realismo visceral, Cesárea Tinajero conoce la poesía desde los márgenes y es mujer/madre de la poesía visceralista, ella conoce los significados de un nuevo lenguaje que intenta nombrar una literatura “particular”.
Además recordemos que en Amuleto se profetiza el título de la obra póstuma de Roberto Bolaño, “un cementerio del año 2666, un cementerio olvidado debajo de un párpado”, obra que extiende el crimen y la atrocidad que es eje central de Amuleto. Los personajes femeninos vendrán nuevamente a la obra de Bolaño no como testigos sino como víctimas de un crimen. Pienso en esto a través de la importancia que Cornejo Polar le da a la imagen de mundo propuesta desde la obra donde la imagen no es nunca ni individualmente gratuita ni socialmente arbitraria. (Polar, 1982).
Volviendo a Auxilio intentaré abordar ahora su situación de lectora dentro del texto. La madre de la poesía mexicana es presentada como una lectora constante que inclusive sueña con encuentros entre escritores y las posibles escrituras que hubiesen surgido de esos encuentros.
Auxilio se enmarca en el texto como un referente de lo que se “debe haber leído” por ejemplo, ella introduce a Belano en algunas lecturas y presenta la importancia de distintos autores. Además, no olvidemos que es su situación de lectora la que le permite resistir en el baño de la facultad pero ¿qué es lo que lee Auxilio?
Los textos de Pedro Garfias son su lectura en el momento más significativo e importante de la narración y ellos actúan como una propuesta de salvación dentro del texto. La lectura de este poeta exiliado confirma también la marginalidad de la que Auxilio se hace participe, es decir, las lecturas que la salvan son escrituras desde los márgenes, de un sujeto que tampoco ha entrado o no sirve al proyecto que quiso la modernidad. De esta forma la ausencia de un territorio hará que la escritura se transforme en la casa de este exilio, en palabras de Julio Ramos en Desencuentros de la modernidad en América Latina, la casa de la escritura es un signo transplantado que constituye al sujeto en un espacio transplantado entre dos mundos, en un complejo juego de presencias y ausencias, en el ir y venir de sus misivas, de sus recuerdos, de sus ficciones del origen. (Ramos, 2003: 317).
La poesía entonces toma un tono primordial dentro del relato. Los poetas y su escritura movilizan también las acciones de Auxilio. A través de Amuleto nos encontramos con una generación de artistas que viven en la marginalidad y que escapan a cualquier proyecto económico, ella es madre y testigo de esta generación que presenta a la literatura como algo necesario y esencial a la existencia. Pero esta generación tiene que enfrentarse a la imposibilidad de existir, la marginalidad en la que se construye presagia también su muerte, “los poetas muertos a los pocos meses de nacer” son el sacrificio necesario de la literatura.
Latinoamericana, el Valle de Remedios Varo ha presagiado la construcción de este Amuleto que es y que seguirá siendo la literatura.
Y aunque el canto que escuché hablaba de la guerra, de las hazañas heroicas de una generación entera de jóvenes latinoamericanos sacrificados, yo supe que por encima de todo hablaba del valor y de los espejos, del deseo y del placer.
Y ese canto es nuestro Amuleto. (154).
Aunque son muchos los personajes lectores en la obra de Roberto Bolaño, señalo la importancia de que Auxilio sea una lectora y narradora protagonista en el texto ya que esto tendrá un carácter importante.
Para Jonathan Culler (1984) pedir a una mujer que lea como una mujer es, de hecho, un requerimiento doble o dividido. Atiende a la condición de mujer como algo dado y simultáneamente reclama que esa condición sea creada o alcanzada. Leer como una mujer es una posición teórica, dado que refiere a una identidad sexual definida como esencial y privilegia las experiencias asociadas con esa identidad.
Desde este punto de vista y sin tratar de determinar si Auxilio lee o no como una mujer, me interesa rescatar que en Amuleto existe una pregunta por la identidad a través de este personaje, sin duda su voz y su lectura podrían ser nuevas preguntas en la literatura de Roberto Bolaño.
Para una mujer leer como una mujer no es repetir una identidad o una experiencia ya dada sino representar un papel que construye con referencia a su identidad como mujer... (Culler, 1984: 61).
El apellido de Auxilio Lacouture lo tomaré, por esto, como una posible alusión a la costura “couture” y desde aquí establezco una relación con una acción que ha marcado lo femenino: el bordado, el tejido, la costura. De esta forma, miro la escritura de un texto y la costura de este. El personaje de Auxilio podría entonces preguntar por una escritura “otra” donde siguiendo más la tradición oral de las abuelas que la tradición impresa de la academia, algunas mujeres dieron vuelta el discurso teórico para trabajarlo por el lado del dobladillo. Familiarizadas con las costuras, supieron que toda construcción apoya sus bases en un hilado no discursivo. (Kamenszain, 1983: 80).
De esta manera hago una lectura de la madre de la poesía mexicana a partir de la ayuda y protección que ésta brinda a muchos de los personajes de la novela de Bolaño. Su situación de madre voluntaria (ya que ella desde un principio decide denominarse así) la pone entonces a cargo de poetas huérfanos que viven en la periferia y que tienen a la escritura y lectura como finalidad y justificación de sus actos. Cabe destacar entonces que este personaje femenino decide nombrarse desde la maternidad, signo que ha nombrado el cuerpo de la mujer a través de la historia escrita desde los hombres (Kristeva, 1993) y a la que Bolaño obedece en este texto.
¿Por qué Auxilio es la madre de estos poetas o qué hace que ella sienta y pueda denominarse así? Mi lectura propone frente a esta situación y como justificación a esta maternidad, la narración con tono testimonial de la que la protagonista se hace cargo.
El tono con el que comienza la narración de Amuleto es determinante en los hechos y nos sitúa en lo minoritario que es el lugar desde donde surgirá la narración. Recordemos que Auxilio es mujer, poeta, ha recorrido parte de Latinoamérica en una suerte de autoexilio y además se encuentra viviendo en México sin papeles es decir, escapa a cualquier proyecto de bienestar social propuesto por la modernidad.
La narración se hará en primera persona donde actúa una forma privilegiada de narrar frente a discursos de los que la primera persona está ausente o desplazada. Entonces lo contado dentro del texto estará marcado por la experiencia, cuerpo y voz a través de la cual la protagonista se referirá al pasado que la captura en el presente (Sarlo, 2005).
Auxilio se hace esencial entonces al texto desde sus particularidades, y el pasado del que ha sido testigo de forma solitaria y nostálgica le permiten hablar con autoridad en el texto desde la experiencia.
El pasado es siempre conflictivo. A él se refieren, en competencia, la memoria y la historia porque la historia no siempre puede creerle a la memoria, y la memoria desconfía de una reconstrucción que no ponga en su centro los derechos del recuerdo (derechos de vida, de justicia, de subjetividad).
El recuerdo de esta manera se enmarca a través de las relaciones con el pasado y la mirada que narra a partir de su experiencia con el pasado decide contar desde su particularidad.
Está será una historia de terror. Será una historia policíaca, un relato de serie negra y de terror. Pero no lo parecerá. No lo parecerá porque soy yo la que lo cuenta. Soy yo la que habla y por eso no lo parecerá. Pero en el fondo es la historia de un crimen atroz. (11).
Todo el texto podría estar determinado por Auxilio, inclusive el personaje Arturo Belano, eje central de Los detectives salvajes aparece determinado por ésta, ella conoce uno a uno sus pasos, la escritura, la bohemia, la ida y el regreso a Chile.
Me dirijo ahora al crimen atroz del que se hace cargo la protagonista en su narración. El pasado y el presente están determinados por la masacre acontecida en México, hecho que además ha venido de antemano como un presentimiento: “yo ahora podría decir que lo presentí. Yo ahora podría decir que tuve una corazonada feroz y que no me pilló desprevenida. Lo auguré, lo intuí, lo sospeché”, (27) esta situación que enmarca la historia se vuelve a partir de la narración y del horror una nueva mirada de la modernidad presenciada desde la ficción.
Los tanques, los soldados y el vacío que provoca esta irrupción desde el centro, simbolizado a través de los militares, construyen en la mirada de Auxilio un enfrenamiento con el “mito” de la modernidad que de forma racional intenta liberar al sujeto y que en este hecho particular podría leerse desde la propuesta de Enrique Dussel (2001) no negamos la razón, en otras palabras, sino la irracionalidad de la violencia generada por el mito de la modernidad. Contra el irracionalismo posmoderno, afirmamos la “razón del otro”.
Propongo desde esta lectura que el centro de poder visto a través de los militares se moviliza en la narración. De esta manera, Auxilio se vuelve centro para denunciar a la modernidad desde una mirada “otra” que ha presenciado la violencia.
Yo estaba en la facultad aquel 18 de septiembre cuando el ejército violó la autonomía y entró en el campus a detener o a matar a todo el mundo. No. En la universidad no hubo muchos muertos. Fue en Tlatelolco... ¡Ese nombre que quede en nuestra memoria para siempre! Pero yo estaba en la facultad cuando el ejército y los granaderos entraron y arrearon con toda la gente. (28).
Este acontecimiento marca a la protagonista, ella es portadora de la historia que se repetirá una y otra vez en Latinoamérica, porque la muerte es el báculo de Latinoamérica y Latinoamérica no puede caminar sin su báculo. El infierno viene a situarse entonces gracias a la modernidad en la experiencia de los “otros” los que no son parte de la “civilización” y para quienes los costos de la modernidad son necesarios (Dussel, 2001). Desde este momento se harán reiteraciones enfermizas en el lenguaje de Auxilio, vendrán una y otra vez las escenas de una modernidad violenta que se verá presente también en la experiencia que Belano tendrá en Chile.
Habrá un carácter repetitivo, obsesivo y redundante en la voz de Auxilio, el pasado se hará presente una y otra vez, el recuerdo insiste porque, en un punto, es soberano e incontrolable.
Podemos mirar objetos que vienen a recordar este infierno que nos relata el texto. El jarrón que se encuentra en la casa de León Felipe y Pedro Garfias y el cuadro de Remedios Varo son imágenes de un abismo evidenciado y reconocido en Latinoamérica. Las dictaduras sucesivas que marcan a una generación como la de Lacouture ponen en evidencia una crisis.
Viene la cultura de la desesperanza. La destrucción de los movimientos populares y del Estado intervencionista destruyen los instrumentos para realizar proyectos alternativos (Hinkelmmert, 2001).
La narración de Auxilio evidencia la destrucción. Además la historia que marca su pasado (que podría ser también el pasado de Latinoamérica) repercute en la construcción de este personaje, siempre al margen, sin estabilidad, sin dientes.
Me detengo en la imagen de una mujer desdentada que actúa como el único testigo de una masacre, sugerir el relato desde esta característica marca también de forma considerable al texto.
Ser testigo del terror desde el “otro” lado trae también consigo la imposibilidad de que este relato le pertenezca, nadie atribuye esta película de terror a una mujer sin estudios, extranjera, sin trabajo, sin papeles. Auxilio representa la herida y la lleva consigo, su boca desdentada requiere ser tapada ante cualquier palabra.
La forma de hablar esta determinada por una mano que prohíbe, oculta o que trata de tapar un relato que para la modernidad sería inexistente o innecesario de considerar. De la misma forma Auxilio podría representar un cuerpo que necesita nombrarse y que ha sido silenciado o nombrado por el poder masculino. La mujer que es Auxilio necesita nombrarse y lo hace a través de la herida que la representa.
Yo siempre supe que ese hueco iba a permanecer hasta el final en carne viva. Yo perdí mis dientes en el altar de los sacrificios humanos. (167-168).
Podríamos mirar entonces la escritura de Roberto Bolaño a través del fundamento que Cornejo Polar le da a la literatura, su condición esclarecedora de la aventura terrena del hombre. Se trata de afirmar lo que no debería haber dejado de ser evidente. Las obras literarias y sus sistemas de pluralidades son signos y remiten sin excepción posible a categorías supraestéticas, el hombre, la sociedad, la historia.
Abordar la lectura de Amuleto se vuelve entonces un acto de revelación, el texto se vuelve predictivo, la intratextualidad nos permite reconocer lugares y nombres dentro de la obra de Bolaño.
Podemos a partir de esto hablar de Belano, uno de los personajes más destacados en los estudios de Bolaño el que a través de un fragmento de Los detectives salvajes se inserta en Amuleto y es determinado por Auxilio. La madre de la poesía mexicana sabe lo que él verá en Chile, ella se ha adelantado al otro personaje y por lo tanto predice su experiencia.
La madre de la poesía mexicana podría tener una relación con la madre del realismo visceral, Cesárea Tinajero conoce la poesía desde los márgenes y es mujer/madre de la poesía visceralista, ella conoce los significados de un nuevo lenguaje que intenta nombrar una literatura “particular”.
Además recordemos que en Amuleto se profetiza el título de la obra póstuma de Roberto Bolaño, “un cementerio del año 2666, un cementerio olvidado debajo de un párpado”, obra que extiende el crimen y la atrocidad que es eje central de Amuleto. Los personajes femeninos vendrán nuevamente a la obra de Bolaño no como testigos sino como víctimas de un crimen. Pienso en esto a través de la importancia que Cornejo Polar le da a la imagen de mundo propuesta desde la obra donde la imagen no es nunca ni individualmente gratuita ni socialmente arbitraria. (Polar, 1982).
Volviendo a Auxilio intentaré abordar ahora su situación de lectora dentro del texto. La madre de la poesía mexicana es presentada como una lectora constante que inclusive sueña con encuentros entre escritores y las posibles escrituras que hubiesen surgido de esos encuentros.
Auxilio se enmarca en el texto como un referente de lo que se “debe haber leído” por ejemplo, ella introduce a Belano en algunas lecturas y presenta la importancia de distintos autores. Además, no olvidemos que es su situación de lectora la que le permite resistir en el baño de la facultad pero ¿qué es lo que lee Auxilio?
Los textos de Pedro Garfias son su lectura en el momento más significativo e importante de la narración y ellos actúan como una propuesta de salvación dentro del texto. La lectura de este poeta exiliado confirma también la marginalidad de la que Auxilio se hace participe, es decir, las lecturas que la salvan son escrituras desde los márgenes, de un sujeto que tampoco ha entrado o no sirve al proyecto que quiso la modernidad. De esta forma la ausencia de un territorio hará que la escritura se transforme en la casa de este exilio, en palabras de Julio Ramos en Desencuentros de la modernidad en América Latina, la casa de la escritura es un signo transplantado que constituye al sujeto en un espacio transplantado entre dos mundos, en un complejo juego de presencias y ausencias, en el ir y venir de sus misivas, de sus recuerdos, de sus ficciones del origen. (Ramos, 2003: 317).
La poesía entonces toma un tono primordial dentro del relato. Los poetas y su escritura movilizan también las acciones de Auxilio. A través de Amuleto nos encontramos con una generación de artistas que viven en la marginalidad y que escapan a cualquier proyecto económico, ella es madre y testigo de esta generación que presenta a la literatura como algo necesario y esencial a la existencia. Pero esta generación tiene que enfrentarse a la imposibilidad de existir, la marginalidad en la que se construye presagia también su muerte, “los poetas muertos a los pocos meses de nacer” son el sacrificio necesario de la literatura.
Latinoamericana, el Valle de Remedios Varo ha presagiado la construcción de este Amuleto que es y que seguirá siendo la literatura.
Y aunque el canto que escuché hablaba de la guerra, de las hazañas heroicas de una generación entera de jóvenes latinoamericanos sacrificados, yo supe que por encima de todo hablaba del valor y de los espejos, del deseo y del placer.
Y ese canto es nuestro Amuleto. (154).
Aunque son muchos los personajes lectores en la obra de Roberto Bolaño, señalo la importancia de que Auxilio sea una lectora y narradora protagonista en el texto ya que esto tendrá un carácter importante.
Para Jonathan Culler (1984) pedir a una mujer que lea como una mujer es, de hecho, un requerimiento doble o dividido. Atiende a la condición de mujer como algo dado y simultáneamente reclama que esa condición sea creada o alcanzada. Leer como una mujer es una posición teórica, dado que refiere a una identidad sexual definida como esencial y privilegia las experiencias asociadas con esa identidad.
Desde este punto de vista y sin tratar de determinar si Auxilio lee o no como una mujer, me interesa rescatar que en Amuleto existe una pregunta por la identidad a través de este personaje, sin duda su voz y su lectura podrían ser nuevas preguntas en la literatura de Roberto Bolaño.
Para una mujer leer como una mujer no es repetir una identidad o una experiencia ya dada sino representar un papel que construye con referencia a su identidad como mujer... (Culler, 1984: 61).
El apellido de Auxilio Lacouture lo tomaré, por esto, como una posible alusión a la costura “couture” y desde aquí establezco una relación con una acción que ha marcado lo femenino: el bordado, el tejido, la costura. De esta forma, miro la escritura de un texto y la costura de este. El personaje de Auxilio podría entonces preguntar por una escritura “otra” donde siguiendo más la tradición oral de las abuelas que la tradición impresa de la academia, algunas mujeres dieron vuelta el discurso teórico para trabajarlo por el lado del dobladillo. Familiarizadas con las costuras, supieron que toda construcción apoya sus bases en un hilado no discursivo. (Kamenszain, 1983: 80).
Bibliografía
• Bolaño, Roberto. Amuleto. 2005, ed. Barcelona: Anagrama.
• Cornejo Polar, Antonio. 1982. Sobre literatura y critica latinoamericanas. Venezuela: Ediciones de la Facultad de Humanidades y Educación Universidad Central de Venezuela.
• Culler, Jonathan. 1984. “Leyendo como una mujer” en Sobre la deconstrucción. Teoría y critica después del estructuralismo. Madrid: Cátedra.
• Dussel, Enrique. 2001. Capitalismo y geopolítica del conocimiento. El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate intelectual contemporáneo. Buenos Aires: Ediciones del signo.
• Hinkelammert, Franz. 2001. El nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalización. Chile: LOM.
• Kamenzain, Tamara. 1983. “Bordado y costura del texto” en El texto silencioso. México: UNAM.
• Kristeva, Julia. 1993. Historias de Amor. México: Siglo Veintiuno Editores
• Ramos, Julio. 2003. Desencuentros de la modernidad en América Latina. Literatura y política en el siglo XIX. Chile: Cuarto Propio/ Ediciones Callejón.
• Sarlo, Beatriz. 2005. Tiempo pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una discusión. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.