martes, 1 de septiembre de 2009

Incoherencias de Larry Rohter en el New York Times sobre Bolaño

por Omar Pérez Santiago
Omarperezsantiago.blogspot.com. 29.01.2009







Larry Rohter en New York Times afirma incoherencias y demuestra una débil investigación sobre Bolaño en su reciente artículo “A Chilean Writer’s Fictions Might Include His Own Colorful Past”.

Rohter pone en duda que Bolaño estuvo en Chile durante el golpe militar de Pinochet contra Allende en 1973, en base a ciertos "amigos mexicanos de Bolaño": "But several of Mr. Bolaño’s Mexican friends, some of whom were in Chile themselves during the Allende years, say that the writer was in Mexico during the time he claimed to have been in Chile".

A la muerte de Bolaño en el año 2003 investigué la situación y publiqué un artículo en el suplemento “Utopista Pragmático” del diario La Nación: “Bolaño: el coraje del Cult-Pop” (*) y que en parte decía algo que no ha sido nunca desmentido:

“La historia es la siguiente: el día del golpe militar de Pinochet, digamos un 11 de septiembre, Bolaño vivía en el paradero 20 de la Gran Avenida del sur de Santiago, en la casa del joven poeta Jaime Quezada. Entre el invierno de 1971 y el verano de 1972 Quezada visitó Solentiname de Ernesto Cardenal (Un viaje por Solentiname, 1987). Luego viajó a México y allí vivió con la familia Bolaño, que había llegado a México en 1968. La familia Bolaño era originariamente de Los Ángeles, la tierra natal de Quezada. Roberto Bolaño era un chaval introvertido y que se pasaba el día encerrado y leyendo. Influenciado por la visita del joven poeta, Bolaño se viene a Chile en los meses antes del golpe. Aquí se aloja en la casa de Quezada. En su cuento "Buba" (de Putas asesinas), como en sueños, recuerda cuando caminaba por el Llano Subercaseaux para ver la estatua del Che, que estaba entonces en la Gran Avenida.

Un día, un día aciago, Jaime Quezada lo despierta:

—Roberto, han dado un golpe los militares.
—¿Dónde están las armas?, que yo me voy a luchar.
—No salgas, no vayas, ¿qué le voy a decir a tu mamá si te pasa algo? —(según contó Bolaño en una entrevista con Rodrigo Pinto y según me confirma ahora el propio Quezada).

Bolaño salió no más a buscar células de resistencia. Le dijeron que el general Carlos Prats venía con tropas leales del sur a defender a Allende. Ya lo sabemos, no era verdad, y los líderes de la Unidad Popular llaman a replegarse, o, lo que es lo mismo, a esconderse.

En Los Ángeles, su zona originaria, en una estación de buses, lo detienen por sospecha. Lo llevan a una comisaría. El teniente de carabineros lo ve como un terrorista extranjero pues Bolaño aún hablaba con acento mexicano. Eso podía ser mortal en el mundo enfermo que vivían los milicos. Luego lo envían a una comisaría de Investigaciones. Como relata en el cuento "Detectives" (de Llamadas telefónicas), tuvo la buena raja de encontrarse con dos compañeros de curso que ahora eran tiras y que lo ayudaron a salir. Menos literarias, pero quizás más reales, hay otras gestiones que también habrían ayudado; son las de su madre, desde México, y del joven Quezada en Chile”.



* El artículo se puede encontrar en Archivo Bolaño: