domingo, 23 de marzo de 2008

El lado salvaje de Bolaño

por Edmundo Paz Soldán
23.03.2008










Hace exactamente tres años, en marzo de 2005, en un encuentro de literatura latinoamericana en Lérida, conocí a Paco Robles y Olga Martínez, editores de Candaya, una casa editorial independiente que en poco tiempo se había consolidado como una de las más interesantes en el panorama español. Ellos me contaron que tenían previsto iniciar una colección de libros dedicados a autores latinoamericanos contemporáneos. Me dijeron que el primer volumen, sobre Enrique Vila-Matas, ya estaba en marcha, y que vendría acompañado por un documental en dvd con una entrevista y un acercamiento en imágenes al mundo del autor. Mientras caminábamos hacia el hotel después de una sesión, se me ocurrió ofrecerles editar para esa colección un volumen de ensayos sobre Roberto Bolaño. Antes de llegar al hotel la decisión había sido tomada, y el proyecto se ponía en marcha.

Cuando volví a Ithaca –ciudad del estado de Nueva York en la que vivo-, me di cuenta de lo abrumador del trabajo: los libros de Celina Manzoni (Roberto Bolaño: La Literatura como Tauromaquia) y Patricia Espinosa (Territorios en Fuga) habían abierto notables sendas de estudio sobre la obra de Bolaño, pero su muerte en 2003 y la publicación en 2004 de la monumental 2666 lo convertían en un autor canónico, central no sólo para la literatura latinoamericana, sino también más allá del continente americano. Se me ocurrió preguntarle a Gustavo Faverón si estaba interesado en coeditar el libro. Yo había dirigido en Cornell la tesis doctoral de Gustavo, y lo respetaba como un crítico de primer nivel; su blog, Puente Aéreo, se había convertido en imprescindible a la hora de discutir cuestiones culturales en América Latina. Entusiasmado, Gustavo aceptó escribir un ensayo sobre las relaciones de Bolaño con la literatura argentina, mientras yo me haría cargo de la introducción. Pensamos que un buen título sería Bolaño Salvaje, pues no sólo hacía referencia a Los Detectives Salvajes; también quería sugerir lo poco domesticado que había sido Bolaño en su paso fugaz por el mundillo literario.

Candaya estaba interesada en un volumen que fuera más allá del público académico; había que seleccionar los mejores textos en la cada vez más profusa bibliografía sobre Bolaño, de escritores y críticos, y hacer una convocatoria para recibir textos académicos que en ese momento estaban trabajando sobre Bolaño. Mientras Gustavo y yo nos dedicábamos a ello a lo largo del 2006, Candaya comenzó a preparar el documental sobre Bolaño.

Nos sorprendió la cantidad de trabajos académicos que llegaron. Provenían de América Latina, de Estados Unidos, de Europa. Seleccionar los mejores, los más representativos, no fue fácil; había que pensar en un balance y tratar de cubrir toda la obra –por ejemplo, llegaron varios trabajos muy buenos sobre Estrella Distante, por lo que alguno de primer nivel tuvo que ser excluído-, y a la vez dar cuenta del “estado de la cuestión”: una radiografía de cómo se estaba leyendo a Bolaño hoy. Así, pudimos contar con, entre otros, Manzoni (una pionera en los estudios sobre Bolaño), Chris Andrews (uno de los traductores de Bolaño), el crítico y escritor peruano Peter Elmore, que analiza 2666, y críticos chilenos jóvenes como Valeria de los Ríos, quien analiza el lugar de los mapas en la obra de Bolaño, y Matías Ayala, quien se centra en la poesía. A esos trabajos se añadían los textos de Vila-Matas, Fresán, Villoro, Boullosa, Pauls, Franz, Iwasaki, Volpi, Echevarría, Masoliver Rodenas.

El resultado final del libro son 500 páginas, con 25 ensayos que dan muestra de lo complejo que es el mundo literario del escritor chileno, y de la fascinación que ejerce su persona. Apareció una entrevista inédita, ofrecida por Sonia Hernández y Marta Puig. El documental, “Bolaño cercano”, fue creciendo hasta llegar a los 40 minutos; Carolina López, la viuda de Bolaño, colaboró permitiendo el acceso a los archivos.

Como suele ocurrir con las antologías, habrá discusiones: por qué se incluyó este texto, por qué se excluyeron estos otros. Gustavo y yo asumimos el riesgo y confiamos en que Bolaño Salvaje sea un libro de referencia que ayude a dar una visión más cabal de Roberto Bolaño, y permita seguir disfrutando y analizando un universo narrativo y poético que todavía tiene muchas sorpresas por ofrecer. El documental, filmado en Blanes, Barcelona y la Ciudad de México, servirá para una mejor contextualización de la obra.