La Nación. 01.04.2007
Rebeca López, compañera de Mario Santiago, y el periodista Raúl Silva cuentan desde México la génesis y los años posteriores a la partida de Bolaño a España. “Bolaño llegó a decir que el infrarrealismo eran él y Mario, pero después él partió a Europa y el movimiento siguió”, comenta Silva, quien le ha seguido la huella a los “infra”. Luego, vendrá la partida también a España de Bruno Montané y Edgar Altamirano. Rubén Medina se va a Estados Unidos, Jorge Hernández (conocido como Piel Divina) a Francia y Juan Harrington a Chile. Algunos siguieron colaborando con diversas publicaciones.
Tras “Pájaro de calor”, la primera antología infrarrealista, donde participó el grupo núcleo, el trabajo nunca cesó, como explica López: “Poemas, caminatas y encuentros continuaron, y la lectura de esos textos trajo a otros poetas. Luego de ‘Pájaro de calor’ vinieron revistas afines, como ‘Correspondencia Infra’, ‘La Prosa’, ‘Calandria de Tolvaneras’ y la ‘Zorra Vuelve al Gallinero’”.
El movimiento se hace más grueso, ya que en los ’80 nuevos poetas fueron llegando, y ahora explica López: “Continúa con su poesía fuera de la carretera, aunque varios de ellos en menor cantidad por estar entregados a otras actividades”. Incluso el pasado 15 de febrero, en el D.F. mexicano, participaron en una lectura “infras” originarios, como Guadalupe Ochoa, Edgar Altamirano y José Peguero. La muerte de Bolaño, confiesan, “disparó todo”, pero ellos continúan dándole la espalda al oficialismo.