Revista Multitud, nº 4. Septiembre 2010
Una forma
De escribir poesía
Es vivir epigrafiando
“Luis Hernández – Una forma”
Para mí Viena tiene mucho que ver con la literatura
De escribir poesía
Es vivir epigrafiando
“Luis Hernández – Una forma”
Para mí Viena tiene mucho que ver con la literatura
y con la vida de algunas personas muy cercanas a mí
y que entendieron el exilio como en ocasiones lo entiendo yo mismo,
es decir como vida o como actitud ante la vida.
“Roberto Bolaño-El exilio y la literatura”
“Roberto Bolaño-El exilio y la literatura”
En el relato “Encuentro con Enrique Lihn” publicado en Putas Asesinas, Bolaño menciona su relación epistolar con el tetas negras, nos cuenta cómo ésta lo salvó de la auto-aniquilación durante un periodo de exilio voluntario, hambre, desolación y falta de perspectivas, vivido en su estancia en Gerona. Vale la pena mencionar que ese periodo al que Bolaño alude, nos retrotrae al año 81 ó 82 y las condiciones que nos grafica no están condicionadas por un contexto político o social de opresión inmediato, alguna guerra o dictadura tan usuales en el mundo en que vivimos... más bien es el estado constante de quien ha asumido el viaje sin retorno de la literatura. La propia guerra y dictadura de los obsesos con la palabra y que como bien señala el autor de Los detectives salvajes, se refleja en aquellos que han pretendido mantenerse solos en su barco y a la deriva, remando contracorriente siempre que sea necesario escapar del advenimiento de los policías de la literatura “a quienes nada se les escapa y nada perdonan” y procurando desde luego ser una voz ajena a los compadrazgos, sin abrazar becas o como dijera Eduardo Llanos, alienado de aquellos “mecenas de conducta sexual dudosa”… grandes vampiros y señores feudales en busca de efebos y una cohorte de clones complacientes.
La ondulada me inquietaba, presentía el peligro pero me gustaba la suavidad: subir y bajar. La última línea era la crispación. Me dolía el pene, el vientre, etc. (Bolaño-Amberes 2002)
Este viaje de encierro y descreimiento casi masoquista, vale la pena decirlo, en gran medida implica una apuesta al vacío, al fracaso absoluto lejos de todo romanticismo creacionista (((me refiero a Huidobro))), instrumentalización partidista (((me refiero a Neruda))) y ennoblecimiento olímpico del acto (((me refiero al bastardo producto de la cruza de ambos))).
La noción de derrota queda clara en la siguiente frase de Bolaño: “La literatura se parece mucho a la pelea de los samuráis, pero un samurái no pelea contra otro samurái: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear, eso es la literatura”.
Si pensamos esto en función de la conversación que Bolaño dijo sostener con Lihn en torno a lo que éste último calificaba como “Los seis tigres de la poesía Chilena” podemos entender mejor la analogía de los samuráis y sus luchas… Rodrigo Lira (((autoeliminado))) Maqueira (((autoexiliado))) Bertoni (((autoexiliado))) Gonzalo Muñoz (((autoexiliado))) Juan Luis Martínez (((muerto a temprana edad))) el destino de Bolaño y Lihn, para qué decirlo, todos conocemos esas historias de tiempo + enfermedad catastrófica = Diario de muerte…
Por ello dentro del relato el autor agrega con tono mordaz: “Más que tigres, gatos, se lo mire como se lo mire. Gatitos de una provincia perdida”.
Esta suma de ideas y por qué no, anécdotas, forman parte de la historia literaria de culto en Chile y América o la “historia secreta”, siguiendo a Bolaño en sus disquisiciones: “El arte, dijo, es parte de la historia particular mucho antes que de la historia del arte propiamente dicha. El arte, dijo, es la historia particular. Es la única historia particular posible. Es la historia particular y es al mismo tiempo la matriz de la historia particular. ¿Y qué es la matriz de la historia particular?, dije. Acto seguido pensé que me respondería: el arte. Y también pensé, y ése fue un pensamiento afable, que ya estábamos borrachos y que era hora de volver a casa. Pero mi amigo dijo: la matriz de la historia particular es la historia secreta”. (El dentista- Putas Asesinas).
Sostener una visión consciente frente a digresiones de ese tipo y pensar en personajes… no sé, como el Chico Molina y su mito en el cual la historia particular se trenza a golpes con la historia del arte… al menos a mí me deja bastante como lector que procura ser crítico y llevar esa actitud a la escritura, sobre todo en esta selva o desierto sitiado por millares de esperpentos... y con el término aclaro, no necesariamente hago alusión a aquello a lo que Valle Inclán entendía por esperpento… sino a los que pululan y profitan por un mar que soporta todo tipo de viajeros… aún cuando estos sólo estén navegando en torno a su propio eje, el de sus padrinos y la mala lectura de los clásicos y no tan clásicos… Veo por ejemplo a amigos y otros no tan cercanos abocados al oficio. Tan solo una pequeña cantidad encerrados y dedicados a su bitácora… Pienso en esa medida en lo que dice Bukowski en su poema “Cómo ser un gran escritor”: (…) agarra una buena máquina de escribir / y mientras los pasos van y vienen / más allá de tu ventana / dale duro a esa cosa, / dale duro. / haz de eso una pelea de peso pesado. / haz como el toro en la primer embestida. / y recuerda a los perros viejos, / que pelearon tan bien: / Hemingway, Céline, Dostoievski, Hamsun. / si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas / como te está pasando a ti ahora, / sin mujeres / sin comida / sin esperanza... / entonces no estás listo / toma más cerveza. / hay tiempo. / y si no hay, / está bien / igual.
Arenas dice algo similar en su poema The Parade Ends: (…) Me siento, desesperado, feliz, a su lado, frente a ella, / paso las manos por su teclado, y, rápidamente, todo se pone en / marcha. / El ta ta, el tintineo, la música comienza, poco a poco, ya más rápido / ahora, a toda velocidad. / Paredes, árboles, calles, / catedrales, rostros y playas, / celdas, miniceldas, / grandes celdas, / noche estrellada, pies / desnudos, pinares, nubes, / centenares, miles, / un millón de cotorras / taburetes y una enredadera. / Todo acude, todo llega, todos vienen. / Los muros se ensanchan, el techo desaparece y, naturalmente, flotas, / flotas, flotas arrancado, arrastrado, / elevado, / llevado, transportado, eternizado, / salvado, en aras, y, / por esa minúscula y constante cadencia, / por esa música, / por ese ta ta incesante.
Sin embargo, aquellos son la periferia de lo precario… Lo que se atisba en el horizonte, la mayoría que podemos otear, discurre por sendas corrientes y comparte embarcación, otros son meros tripulantes, hay quienes guían esas barcazas a quién sabe dónde y con qué fines… los que lo secundan en lugar de amotinarse abrazan ese suicidio en masa y todos en definitiva van traficando sus lecturas, desparramando por la red y el mundo sus intenciones… ya sea en encuentros, lecturas, giras, congresos… tengo sus libritos dedicados, escucho de sus luchas diarias contra el papel en blanco, leo sus frenéticos y auto-publicitarios estados en la red social de turno y sin querer me hago parte de su desazón, sus brindis y manifiestos de trasnoche a veces con el ánimo dispuesto a rendirse y luego sus alegres planes y esperanzadas utopías condenadas a un precipicio mayor… Y me pregunto a la manera de Luis Hernández: “Dios mío / De dónde sale / Tanta gente / Solitaria”.
Tanto malditismo, tanto engrupido negando y sufriendo la poesía, cortándose las venas en nombre de la literatura, dignificando al poeta como un ser especial, mesiánico, otras veces le escupen y lo llaman vago pero tan vapuleado lo llevan que comienza a parecerse a Jesucristo por ende recobran la fe y amor hacia él pues coinciden en lo marginal y en esa dizque-aura de misticismo, en ese ir y venir empieza la reafirmación de los egos y las poses en un entorno colectivo con una escena que hoy en Chile, tanto en esas “provincias perdidas” del norte y sur extremo como en la suma de “provincias perdidas” que es Santiago… se asemeja al fútbol con jugadores de primera, segunda y hasta tercera división peleando por un escaño, por un traspaso a las grandes ligas, quizá un escándalo y nota en las últimas noticias, alguna foto de portada o una entrevista siquiera radial… el panorama más que desolador es irrisorio… Como diría Lihn, exquisito para un voyeur: “es decir como un tipo que observa y se observa en la sociedad, y que se sabe cómplice o parte de ella: un participante de este carnaval. Me parece, en todo caso, que no tiene que ser asumido en forma demasiado patética. En la gente hay capacidades para disfrutar incluso con estas cosas, a través del humor. De ese humor, y de ese distanciamiento que produce el humor, es algo que ha dado muestras también este país, como una manera de defenderse de la realidad, y de hacer irrisión de ella. Son antídotos, por así decirlo, contra la monstruosidad ambiental”.
De este panorama actual sólo queda imaginar un perro sarnoso mordiéndose la cola o un bowl (((la escena literaria de un país-digamos nuestra copia feliz del edén))) lleno de canicas (((escribidores))) que agitas para ver cómo chocan y se dan de cabezazos entre sí destrozándose unos a otros o contra las paredes… un happening constante, un circo romano al uso, una pasarela llena de vedettes con escritura… por eso más que preguntar por los seis tigres de la poesía chilena, vale la pena preguntar por la poesía y la literatura chilena… ¿dónde está?, ¿dónde quedó la escritura?… En otra parte, eso está claro… En el exilio o en el encierro… en ese pendejo que aún no se contamina, que todavía no lee ese anuncio de centro cultural con talleres dictados por bucaneros y corsarios que se creen el terror de los siete mares… Creo que a eso se refería Bolaño al pensar en el exilio como vida o como actitud ante la vida.
Luego agrega: “Literatura y exilio son, creo, las dos caras de la misma moneda, nuestro destino puesto en manos del azar. Sin salir de mi casa conozco el mundo, dice el Tao Te King, e incluso así, sin salir uno de su propia casa, el exilio y el destierro se hacen presentes desde el primer momento. La literatura de Kafka, la más esclarecedora y terrible (y también la más humilde) del siglo XX, así lo demuestra hasta la saciedad”.
Vale la penar continuar con el diálogo póstumo y cruzar lo dicho por uno de los otrora tigres con aquel que los castigó con semejante epíteto… y quizá… sólo quizá, dar sentido a esta digresión a medias personal y a medias tributaria de mis lecturas de ambos autores y la realidad circundante… y por qué no… citar una coordenada clave que Lihn le da a Schopf en una entrevista… Lihn inquiere: Me sitúo entre los trabajadores que se han concertado, sin ponerse de acuerdo en el estilo, para levantar la casa de la poesía chilena. No se vive ni se escribe a la intemperie. Hemos rescatado algunos restos del siglo diecinueve, quizás una hermosa puerta de hierro forjado, antigüedades. Pero todo eso se encuentra en el jardín y en el primer piso: yo trabajo en el tercero y no siempre con compañeros de mi agrado, pero cada cual hace lo suyo. Lo que no puede pedírsenos es que funcionemos como órganos de una determinada tradición estilística, bajo una sola batuta. Basta con una tradición de geniosidad, habilidad y eficacia en un país como éste, culturalmente en pañales: casi una selva, casi un desierto. Un buen refugio para completarlo mañana o demolerlo pasado mañana, eso es todo. Lo que no soporto son los aprendices ineptos, los meros curiosos que circulan por la construcción o esos falsos niños con sus castillitos de arena en el jardín, y los poetastros, los poetas justamente olvidados, los “guaripoetas”.
Bolaño se pregunta entonces: “¿Merecimos los chilenos tener a Lihn? Esta es una pregunta inútil que él jamás se hubiera permitido. Yo creo que lo merecimos. No mucho, no tanto, pero lo merecimos”. Del mismo modo haciendo la reflexión podemos decir viendo la saturación de cafiches, astros y divas de la literatura circundando hoy y siempre… Merecimos tener al tigre Bolaño… No mucho, no tanto, pero lo merecimos.