En el juego de la noche, el amor y la vida,
construye Roberto Bolaño con este libro la poética de un adiós, el beso en
llamas. Con la caída del amor juvenil van cayendo los escombros de las primeras
convicciones (aunque las convicciones, cuando se medita, suelen ir hundiéndose
para dar paso a la verdad, camino a la belleza: en este sentido, Montón de estrellas fracasadas es un
libro que medita).
Doy aquí dos ejemplos de su escritura, una
escritura que se yergue contra el epígrafe de De Kooning (“el estilo es un
fraude”) y crea su propio estilo (aunque si el estilo es un fraude y el estilo
es el hombre…
1) Esta es la noche relampagueante de los
viajeros. La noche visitante inesperado. La noche pedestal damas que duermen en
sótanos. La noche cruzada en trenes. La noche en que alguien se hunde en un
pantano. La noche luna de caricatura. La noche de castillos vacíos y
bibliotecarios borrachos (…) La noche de las muchachas de seda las piernas
abiertas las gotitas de sangre. La noche pañuelo. La noche sonrisa obscena. La
noche monedas de todos los países. La noche música de los teletipos en los
circos abandonados. La noche corona de hiedra. La noche donde se abrazan el private-joke con el dream-work (…) La noche puesta en escena de mutantes. Fiesta de
bucles cortados. Tijeras y pelucas fosforescentes. Suaves enemigos rasguñando
espejos (…) La noche tierna como las entrevistas que el Señor concede antes de
salir a escena. El más grande poeta del mundo. Enchufa el amanecer, poeta.
Nadie ha venido. Y tocan a la puerta. Esta es la noche clepsidra. La noche
clepsidra.
2) Esa
pareja puso rock
y en lugar de reanudar las
discusiones hicieron el amor
Te
amo Cage, sigue buscando hongos sobre las piernas
de
los cadáveres
Music
killers Music lovers
y
cerraron para nosotros todas las revistas
del
establecimiento
y
todas las galerías
Me
dijeron que me buscara una amante
entre
las filas de la izquierda universitaria (…)
En Revista Le prosa, México, Nº 2, septiembre-noviembre de 1980
Director: Orlando Guillén