Revista Cronopio, nº 28. 19.02.2012
«Sólo nos interesa el éxito,
el dinero, la respetabilidad.
Somos la generación de la clase media.»
(Roberto Bolaño)
el dinero, la respetabilidad.
Somos la generación de la clase media.»
(Roberto Bolaño)
Para Ana Clavel y
Bertha Ladrón de Guevara
Postergué de forma involuntaria mi encuentro con la prosa del chileno Roberto Bolaño (1953–2003) por muchos años; pero cuando leí las primeras líneas de 2666, supe que nunca más volvería a alejarme de ella. En las letras de este autor confluyen por igual el amor y la poesía, el humor y la tristeza, la vida y la muerte, la realidad y la ficción. Un sentimiento de hermandad y cariño comenzó a desarrollarse en mi ser desde entonces. Resultaba raro, pero era como si ese hombre de cabello rizado, cuerpo delgado, carente de dientes, gafas estrafalarias, que siempre se encontraba fumando, hubiese estado a mi lado por siempre, como si fuera un amigo de toda la vida, o (parafraseando a Sergio Pitol) el oscuro hermano gemelo que siempre soñé tener en mi infancia.
Desde entonces he identificado tres grandes ejes
temáticos (entre muchos otros) sobre los cuales giran dos de sus novelas y tres
libros de cuentos de este autor: a) la visión cosmopolita de la literatura en
la que Chile, México y Barcelona funcionan como un todo, en esos lugares Bolaño
vive diversos roles sociales de forma simultánea: ciudadano, escritor,
exiliado, turista y vagabundo; b) la veneración amorosa, mística y respetuosa a
la poesía, que considera como el género literario mayor, y c) una pasión por
vivir de forma rápida encontrando en ello una forma de luchar contra el tiempo,
el espacio y la muerte que cada vez siente más cercana.
El primer eje temático puede apreciarse muy claramente
en Los detectives salvajes, novela
que sucede en la ciudad de México en la década de 1970 del siglo pasado y de
forma simultánea en Francia, Estados Unidos, España, Londres y Roma en los
veintiún años siguientes. La historia principal gira en torno a la búsqueda que
realizan Arturo Belano (alter ego de Bolaño) y Ulises Lima para encontrar a la
poetisa Cesárea Tinajero, una misteriosa mujer que encarna la resistencia de la
autentica poesía, un Santo Grial que debe ser rescatado de las manos impías. En
esta incesante búsqueda el autor intenta redimirse con la poesía por haberla
abandonado para incursionar en la prosa. Esta novela es también el retablo de
una época en la que la Ciudad de México y sus habitantes comienzan a sufrir
grandes transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales. De igual
forma se entiende como una declaración de guerra contra el establishment cultural por medio del realismo visceral encabezado
por Arturo Belano y cuyos miembros de esta contracorriente cultural aparecen
como goliardos posmodernos, cuya mayor pasión es leer poesía y presentarse a
los eventos de los poetas del régimen revolucionario, encabezado por Octavio
Paz, para sabotearlos.
El primer capítulo se intitula «Mexicanos perdidos en
México (1975)», y en él se hace presente la ciudad y sus habitantes, que en
ocasiones parecen ser ciegos deambulando por ella entre las más inmensas tinieblas.
Los personajes de esta novela recorren las calles de la ciudad, sus cafeterías
y pulquerías, su aeropuerto y su máxima casa de estudios, son la voz del autor
que sufre con sus habitantes, entiende su tiempo y vislumbra un futuro sombrío
en la zona norte del país a la que llama Santa Teresa.
2666, obra póstuma que lo catapultó a la
cumbre del éxito, comparte con la anterior la visión cosmopolita de su trabajo
literario en la que sus personajes son tanto ciudadanos del mundo, con estudios
especializados en letras, así como personas humildes cuya única pertenencia es
su vida, y la búsqueda por parte de cuatro profesores de literatura de Benno
von Archimboldi, un escritor de culto cuyos libros aparecen de forma constante
y son objeto de devoción.
Del ser humano que hay tras las novelas no se sabe gran
cosa, no hay pistas o datos sobre su paradero. La historia sucede en Alemania,
Estados Unidos, España, Italia, Francia y Santa Teresa en México. Originalmente
se tenía la idea de presentar por separado cada una de las cinco partes que
componen esta obra de 1119 páginas. Al final de cuentas Ignacio Echevarría y su
editor Jorge Herralde deciden publicar las obras en un solo tomo para respetar
el valor de la novela en su conjunto. En 2666
Bolaño abandona la ciudad de México como escenario principal, pero permanece en
el país en un lugar ficticio llamado Santa Teresa, en la que comienzan a
originarse crímenes atroces contra las mujeres que ahí residen.
El número 11 de la Colección “Otra Vuelta de Tuerca”,
que conmemora el cuarenta aniversario de la Editorial Anagrama, está dedicado a
los cuentos de Roberto Bolaño. Llamadas
telefónicas, Putas Asesinas y El gaucho insufrible reúnen 34 cuentos
en donde el autor evoca su niñez, adolescencia y madurez. Chile es el país de
su niñez y primeros recuerdos, en la ciudad de México transcurre su
adolescencia como un vagabundo cuya mayor pasión es la poesía, en Barcelona su
prosa llega a la perfección mientras que su cuerpo y mente adquieren la
consciencia de que muy pronto sus días terrenales están por concluir.
Los cuentos de Bolaño son pequeños mundos en los que la
risa, el amor y el humor negro se encuentran presentes. Más que cuentos podemos
ver en ellos micro universos en los que todo sucede. En estas historias
encontramos a un Roberto Bolaño sincero, en ellas nos describe sus relaciones
con familiares, amigos y maestros. En cuanto a las relaciones con sus mentores,
resulta emblemático, triste y divertido el cuento «Carnet de baile» en el que
narra los pormenores de su vínculo con su compatriota Alejandro Jodorowsky, a
quien se acerca con la intención de aprender a dirigir películas.
Las cosas parecen ir bien pero tras una conversación
sobre poesía chilena, aprendiz y mentor ponen fin a su relación; el discípulo
se despide de su efímero maestro con las siguientes palabras: «Cuando salí de
la casa de Jodorowski [sic] supe que nunca más iba a volver allí y eso me dolió
tanto como sus palabras y seguí llorando por la calle. También supe, pero esto
de una manera más oscura, que nunca volvería a tener un maestro tan simpático,
un ladrón de guante blanco, el estafador perfecto», hasta aquí el gran Roberto
Bolaño.
En «Literatura + enfermedad = enfermedad» de El gaucho insufrible, encontramos a un
Bolaño preocupado por sus malestares físicos, sus visitas al médico son
constantes, es una época en la que trabaja mucho e intenta hacer de todo, el
tiempo se le escapa de las manos. Después de muchas décadas de constantes
viajes nunca más vuelve a ser el mismo, se ve viejo, enfermo y melancólico.
Poco después muere.
Con el fin de sus días los reflectores se dirigen a su
persona, su nombre adquiere dimensiones descomunales, comienzan las
reimpresiones y homenajes a su obra, con su desaparición física se activa el
siniestro y paradójico mecanismo del éxito. Desde 2003 a la fecha son incontables
las distinciones que este insigne chileno y sus letras han recibido y quizás
continúen en 2013 cuando se cumpla la primera década de su partida.
Antes de que esa oleada de homenajes, muchas veces
oportunistas, llegue, se puede visitar en la ciudad de México “Estrella
Distante / Distant Star”: Una exhibición en torno a la escritura de Roberto
Bolaño, presentada por Kurimanzzuto and Regen Projects. Esta muestra integra
pintura, fotografía y trabajos visuales de una larga lista de talentosos
artistas que reúnen su trabajo para rendirle un sincero tributo al autor de Nocturno de Chile. Todas las piezas que
conforman la exhibición son de gran calidad pero destacan las obras de
Dominique González-Foerster en la que un libro sobre la arena nos da una visión
de origen del autor y el desierto como escenario recurrente de su narrativa.
Las epístolas a su familia y amigos aparecen en sus novelas y cuentos y se
hacen presentes en “La carta a la familia Pascoe Rippey” (mayo 1977), de Carla
Rippey. Las fotografías en blanco y negro de Patti Smith resaltan por su
crudeza, sadismo y originalidad, elementos que también son un referente en la
obra del autor homenajeado. De igual forma es posible ver dos proyecciones: “Proyección
(3) Opus 1981. Andato Desperato”, de Alfred Jaar, y “Tomorrow Everything Will
Be Alrigth”, de Akram Zaatari, en la que apreciamos una conversación a través
de una máquina de escribir que funciona como una computadora y el diálogo puede
ser entendido como un chat entre dos viejos conocidos. El cortometraje “El
secreto del mal”, de Daniel Guzmán destaca por su humor corrosivo, su acidez y
su visión futurista de la ciudad. En esta historia un par de hombres que bien
pueden ser amigos, conocidos o compañeros de tragedia huyen en una siniestra
noche de sus temores y de algo que los aterra. El diálogo entre este par de
personajes (un poeta que no desea ver concluidas sus utopías y otro que ama la
lucha libre) es interesante y crudo, la historia tiene un final fantástico e
inesperado. En la parte alta del lugar es posible ver “Autoconstrucción. La
película” (2009), de Abraham Cruzvillegas en la que se aprecian escenarios
urbanos, sonidos citadinos y escenas eróticas que también son una constante en
la narrativa del homenajeado.
Antes de comenzar a redactar estas líneas, recordé que
esta serie de crónicas nacen a la luz de mi lectura de Los detectives salvajes, como una inquietud literaria y como una
forma de mostrarle a Bolaño que varios mexicanos deseábamos recuperar el país;
también anhelaba que la crónicas salieran de forma periódica para que fueran un
lugar común en el que los potenciales lectores pudieran encontrar elementos
suficientes para conocer, amar y recobrar la ciudad que cohabitamos. Han pasado
13 años desde que apareció la novela, y casi tres desde que la primera crónica
vio la luz, pero el número de mexicanos que siguen perdidos en nuestra nación
aún es muy elevado. Por ejemplo, con tristeza, evoco a un grupo de jóvenes que
noche a noche se reúnen cerca de mi hogar a inhalar sustancias químicas que originalmente
se usan en la fabricación del calzado. Si mis cálculos no me fallan estos
muchachos tendrán la edad para pertenecer generacionalmente al grupo que «Ni
estudian ni trabajan», pero no es así ya que encontraron en la delincuencia
organizada el empleo bien remunerado que el comercio establecido les negó. Cada
vez que paso cerca de ellos escucho sus voces pastosas relatando los detalles
del último delito que, con lujo de violencia, han realizado. Tal vez en sus
sueños químicos se sientan como la futura generación de maleantes que asolarán
las calles de la ciudad. Es una pena, no dudo que más de uno tenga un brillante
talento que se evaporará de forma irremediable, como también irremediablemente
me seguirá ladrando el perrito que los acompaña.