The Clinic. 10.06.2013
Luego de Sundance, Rotterdam y BAFICI, la directora
tras Play (2005) y Turistas (2009) estrena en Chile El futuro (2013), una
película basada en Una novelita lumpen,
de Roberto Bolaño y con coproducción chileno- italiana-española-alemana. Se
trata de la única adaptación a pantalla grande de una obra del escritor de 2666 y está protagonizada por Manuela
Martelli (30) y Rutger Hauer (69).
En el departamento de Alicia Scherson (39) se
despliegan el mismo tipo de objetos pop que tanto le gusta incluir en sus
películas: en la muralla principal destaca un poster de Blow-Up de Antonioni.
Debajo, una mesa con un vinilo de Cat Power —Moon Pix— enmarcado y en vinilo.
En frente, un sillón quizás sacado de La Naranja Mecánica y que sirve tanto
para descansar como para leer la colección que alberga el librero que se
encuentra detrás. Uno que contiene Queer
de Burroughs, El primer hombre de
Camus, Cuentos completos de Nabokov, Libertad de Franzen, Plata quemada de Piglia, y Putas Asesinas de Bolaño.
Y entre los objetos esparcidos en el departamento de
Alicia Scherson —un piso nueve con vista al San Cristóbal— existe uno que, en
este momento, destaca por sobre todos: un coqueto muñeco de Roberto Bolaño
montado completamente en crochet. “Lo hizo ‘la warra de las galaxias’. Una
argentina que con un material tan burdo como el crochet consigue adaptar rasgos
y personalidades de un sinfín de personajes», cuenta Scherson sonriendo. «Acabo
de llegar de la Feria del Libro de Torino, en donde se realizó un homenaje a
Bolaño ya que se conmemoran diez años de su muerte”, dice mientras contempla
los libros.
¿Cuál fue tu primer
acercamiento a Bolaño?
Empecé por Los
detectives salvajes y luego fui leyendo las otras novelas. Una novelita lumpen la leí el 2005, pero
no para adaptarla sino por placer. Sin embargo, mientras avanzaba me dije:
quiero hacer una película con esto. El libro tiene una atmosfera muy visual. Es
una manera de escribir que tiene Bolaño donde te genera un mundo entero, y eso
que construye es muy cinematográfico. Además me pasó algo con Bianca, la
protagonista.
¿Qué te pasó con
Bianca?
Inmediatamente la empecé a ver como la voz en una de
mis películas. Ella empieza el libro diciendo que es una madre y también una
mujer casada, pero no hace mucho fue una delincuente. Esa es la primera frase
de la novela, y es súper intrigante y potente. Luego te das cuenta que hay una
historia tremenda donde sus padres murieron en un accidente automovilístico, y
ella junto a Tomás (Luigi Ciardo), su hermano, quedan huérfanos en Roma. De
este modo, sin familia, tienen que sobrevivir en una ciudad gigante y lo hacen
con maneras retorcidas: de pronto empiezan a descender hacia el lumpen, hacia
los bajos fondos. Surgen planes de robo, prostitución, y se desarrolla una
historia tremenda, pero Bianca la cuenta de forma lúcida y distante, sin ser
sentimental.
Alicia Scherson, qué duda cabe, es una devora libros. Y
eso se palpa en los guiones de sus películas —ella los escribe, claro— como
también en el cariz de sus personajes. En Turistas, por ejemplo, Carla
Gutiérrez (Aline Küppenheim, la protagonista) recorre Siete Tazas sin jamás
soltar Desgracia de Coetzee. «Son
caprichos y homenajes a los autores que admiro, dice ella». Sin embargo Alicia
Scherson le tiene una curiosa envidia a los escritores.
¿Has pensado adaptar
otro autores nacionales?
Como escribo mis guiones no tengo tantas ideas de adaptación.
Sin embargo hay cuentos de Alejandra Costamagna, del libro Animales domésticos, que me gustan mucho. También las novelas de
María José Viera Gallo, por ejemplo Verano
robado se me hace como una suerte de Joven y alocada. Ambas autoras son
súper cinematográficas, por tanto adaptables. No digo que lo vaya a hacer yo,
pero me suenan como posibles películas. Tengo una envidia profunda por los
escritores. Me encantaría ser escritora. Me parece que tienen una independencia
y una especie de control de las cosas prácticas que es maravillosa.
¿Sí? ¿Has tratado de
escribir una novela?
Tengo mucha conexión con la literatura pero no me
atrevo, todavía, a escribir una novela. Pienso que lo haré cuando sea más
vieja. Siento que el tipo de concentración, de obsesión, de trabajo solitario,
me da un poco de miedo. Me refiero a que no cuento con la estabilidad
psicológica para llevar el ejercicio de la escritura de una novela. El cine
tiene un inicio solitario que es la elaboración del guión, pero después viene una
fase donde estas en contacto con otras personas.
En El Futuro, Rutger Hauer (69)—recordado por darle
vida al androide Roy Batty en Blade Runner— interpreta a Maciste: un viejo
actor de cine, ex Mister Universo, ciego, y que vive solo en una mansión donde
guarda un tesoro que Bianca (Manuela Martelli) intentará robar después de
seducirlo. “Maciste es un antiguo Hércules —señala Scherson. Uno de esos
actores multi talentosos que eran fisicoculturistas y que no ocupaban dobles de
acción: eran acróbatas que manejaban artes marciales y armas. Fue un personaje
muy difícil de castear: tenía que ser viejo y tener un cuerpo imponente. Una
cosa decadente pero a la vez suficientemente sexy para enganchar a Manuela
Martelli.
Revisando lo escrito
por prensa Argentina sobre El futuro —que se exhibió en BAFICI—, me enteré que
Rutger, mientras filmaban, constantemente estaba aportando ideas o discutiendo
sobre el desarrollo de algunas escenas. Que ocurrió una suerte de tira y afloja
en el set.
Rutger era súper creativo y quería estar aportando o
cambiándole cosas al guión. Había que hacer una especie de lucha:
frecuentemente quería modificar escenas, lo que era cansador ya que no todas
las veces sus ideas se aceptaban. Sin embargo en las negociaciones él aportó
con una escena donde aparece jugando con una katana. Una suerte de auto
homenaje que hizo a un personaje que interpretó, a fines de los ochenta, en
Blind Fury. Hay otra donde está en la cama con Manuela y empieza a realizar
unas llaves de judo. Una mezcla de erotismo y artes marciales.
***
Mientras contempla el poster de Blow-Up —uno en donde
David Hemmings aparece sugerentemente encima de Vanessa Redgrave,
fotografiándola—,Scherson comenta que Manuela Martelli aparece la mitad del
filme completamente desnuda. “Su personaje está siempre deambulando sin ropa
por la casa de Maciste —dice. Él trata de buscarla con una mirada que no ve,
mientras ella lo intenta seducir”.
Hay una carga erótica
curiosa en esa imagen de Bianca desnuda ante los ojos de un ciego.
Claro, ella se pasea por la casa de Maciste sin ropa, con el cuerpo cubierto de aceite, y él jamás puede observarla. Entonces la desnudez de Martelli no podía ser coqueta ni tímida, ya que estaba con un tipo que no la podía contemplar. Hay una carga erótica fuerte en la imagen, pero desde la actuación había mucha tranquilidad.
Claro, ella se pasea por la casa de Maciste sin ropa, con el cuerpo cubierto de aceite, y él jamás puede observarla. Entonces la desnudez de Martelli no podía ser coqueta ni tímida, ya que estaba con un tipo que no la podía contemplar. Hay una carga erótica fuerte en la imagen, pero desde la actuación había mucha tranquilidad.
¿Cómo manejó Manuela
Martelli el hecho de estar la mitad del filme desnuda junto a Rutger Hauer,
seduciéndolo?
El nivel de desenvoltura conseguido por Martelli se
logró gracias al desparpajo de Rutger en el set. Me refiero a que se tomaba
esas escenas como si Manuela estuviese vestida. Rutger trabajó con distancia:
se reía, se divertía, de este modo Manuela pudo sentirse cómoda. Él tiene una
cosa muy juguetona. Las salidas que tenía —como las llaves de judo— nos
liberaron de la tensión que significaba tener a una actriz todo el tiempo
desnuda. La misma Manuela cuando terminaba de filmar se iba a tomar una café y
a los minutos recién se daba cuenta que estaba sin ropa y decía: ¡Ay, me tengo
que poner la bata!
¿Qué va a pasar con
Alicia Scherson en el futuro?
Estoy trabajando en Romántica, una comedia que ocurre
al interior de un salón de depilación en cera caliente, y Heidelberg, que
aborda el mundo universitario. También tengo en carpeta un documental sobre mi
abuelo paterno. A él yo nunca lo conocí: murió en la década de los 50, en la
cárcel.
¿Qué pasa con Alicia
Scherson en el presente?
Siento que estoy cerrando un ciclo con estas tres
películas. Han sido una tras otra: ¡No he parado! Siempre ha estado la presión
que si paras no vas a poder volver, pero siento ahora que con estas estoy mucho
más tranquila ya que si quiero hacer otra sé que lo voy a lograr con o sin
plata. Ya no estoy con la ansiedad de antes. Como decía, estoy cerrando un
ciclo: tengo 39 años y necesito una pausa para poder pensar bien en mi próximo
proyecto.