Revista Espéculo. Universidad Complutense de Madrid,
2006
Mi función se redujo a preparar bebidas, consultar
algunos libros,
y discutir, conél y con el fantasma cada día más vivo
de Pierre Menard,
la validez de muchos párrafos repetidos.
Roberto Bolaño
Roberto Bolaño
1
La narrativa de Roberto Bolaño puede concentrarse en
una expresión: Todo lo real es literatura [1] (o puede convertirse en
literatura) y toda la literatura puede influir en la vida. Creo que esta
fórmula doble condensa sus operaciones narrativas.
Esta primera nota sobre Bolaño nos adelanta el centro
de su poética. Recuerdo las palabras de Auxilio Lacouture en Los detectives salvajes: “Y estaba
sentada en el wáter, con las polleras arremangadas, como dice el poema o la
canción, leyendo esas poesías tan delicadas de Pedro Garfias, que ya llevaba un
año muerto, Don Pedro tan melancólico, tan triste de España y del mundo en
general, qué se iba a imaginar que yo lo iba a estar leyendo en el baño justo
en el momento en que los granaderos conchudos entraron en la universidad”.
Auxilio Lacouture es la madre de todos los poetas
mexicanos [2] y lee la poesía de Pedro Garfias en el baño, en el centro del
torbellino de Tlatelolco. Creo que esta escena es la cifra de las combinaciones
fluctuantes entre vida y literatura en la narrativa de Bolaño. Es decir: toda
la literatura influye en la vida y todo lo real puede convertirse en
literatura.
2
Las ciudades de Bolaño [3] (México, Santiago de Chile,
Barcelona, París) no festejan lo maravilloso, no cantan la alegría de la selva
o el exotismo del mundo primitivo. La ciudad para Bolaño es el escenario del
exceso, de la lujuria, pero también del asesinato, del golpe de Estado, de la
tristeza colectiva, de la muerte colectiva, del sexo en el centro de la
desesperación y del desasosiego.
Bolaño escribe un elogio de la ciudad y del fracaso en
la ciudad.
3
Piglia dice que Roberto Arlt es el mejor escritor
político porque no busca reflejar ingenuamente la realidad política [4]. Eso
que Piglia dice sobre Arlt se podría decir de Roberto Bolaño.
Bolaño parte del supuesto desde el que parte Piglia
(aunque no lo diga): no hay realismo ingenuo, no es posible el realismo
ingenuo. El escritor realista y el escritor “esteticista” escriben ficciones
cuando quieren “copiar” lo real. Todo relato es una ficción. La mejor manera de
escribir sobre política es no hablar nunca, de manera explícita, sobre
política.
4
Menard [5] es, ante todo, un lector. Es un lector
“simbolista” contemporáneo de William James y de Bertrand Russell. Lee el Don
Quijote en los inicios del siglo XX.
Debido a la historia, madre de la verdad, Menard no
puede leer (escribir) el Don Quijote como lo hiciera Cervantes en el siglo
XVII. Menard está condenado por la historia a leer otro Quijote.
Algo fundamental es que Menard, como lector, ha
seleccionado algunos fragmentos del Don Quijote de Cervantes. La lectura es,
para Menard, una operación de escritura. Escribir es un modo de leer. Leer,
seleccionar fragmentos, es un modo de la invención literaria. Menard inventa
otro Quijote por la condena de la historia. Es decir, como lector del siglo XX,
está condenado a inventar, a ser el otro autor del Don Quijote.
Bolaño, lector de “Pierre Menard, autor del Quijote”,
inventa otro Pierre Menard por la condena de la historia.
Pierre Menard es el autor de Bolaño, o mejor sería
decir, Bolaño es el autor de Pierre Menard. Pierre Menard, la teoría de Borges [6]
llamada Pierre Menard, ha influido de tal manera en Bolaño (en la idea que
Bolaño tiene de la literatura) que éste ha terminado escribiendo como un lector
de Pierre Menard. Una de las claves de Los
detectives salvajes está en su bovarismo de Pierre Menard.
5
Los antecedentes de Bolaño: Plutarco, Giorgio Vasari [7],
Marcel Schwob [8], Borges. Bolaño es una especie de Borges que está escribiendo
Pierre Menard, después de leer una versión de Hemingway de las “vidas
imaginarias” de Schwob.
6
Carmen Boullosa [9] sugiere que la narrativa de Bolaño
entrecruza dos tradiciones: la literatura fantástica de Silvina Ocampo y Bioy
Casares con el realismo de Vargas Llosa. Creo que esa genealogía es errada. La
obra de Bolaño, especialmente Los
detectives salvajes, combina en una trama inextricable el realismo (el caso
de Kafka o de Hemingway es paradigmático) con el esteticismo de Borges y no con
la literatura fantástica.
Bolaño constata a Pierre Menard. Lee a Borges como
Pierre Menard leía a Cervantes. Sin embargo, Bolaño es un Menard que no sólo
selecciona fragmentos de la literatura de Borges sino que, además, desplaza su
influencia. Como Carlos Argentino Daneri, como el personaje de Borges, Ulises
Lima y Arturo Belano son lectores y escritores. Sin embargo, como los
personajes de Kafka o de Hemingway, sus destinos están unidos a un aciago mundo
de aventuras. Los poetas “malditos” de Bolaño viven y sienten de manera
inapelable la fugacidad y el sin sentido de la vida.
7
Para Platón, Verdad, Bien y Belleza son una tríada que
conforman una unidad. Bolaño es un antiplatónico. Ruiz Tagle, Lima y Belano no
cumplen el dictamen de Platón. Son escritores que no creen que la belleza se
identifique con el bien.
El problema del mal, uno de los grandes problemas
éticos, asalta continuamente a sus personajes. La droga, el crimen, la traición
son las diferentes formas del mal. Y los poetas o los lectores de poesía viven
inmersos en disyuntivas éticas.
Bolaño problematiza en sus relatos y novelas las
relaciones entre poesía y maldad. Ruiz Tagle, Lima, Belano son artesanos
malditos, son esteticistas y, al mismo tiempo, grandes violadores del orden
establecido.
Como Kafka, Bolaño mantiene una apasionada relación con
la literatura. Sin embargo, el chileno cuestiona irónicamente el sistema de la
literatura. Revela el lado oscuro de la máquina: revela los premios y los
castigos del mundo de la literatura.
8
El relato de Don Pancracio [10] puede leerse como la
síntesis de la vida de los poetas en Los
detectives salvajes. La novela es la historia de la vida oculta y perversa
de la selva de los poetas. En la ciudad de los poetas, antítesis de la ciudad
platónica, el desorden y el olvido, marcan su destino.
Ulises Lima y Arturo Belano ejercen el antiguo oficio
de la poesía. Pertenecen al grupo de los realvisceralistas. Son los detectives
salvajes de la literatura y buscan el rastro difuso de Cesárea Tinajero, mítica
poeta de la vanguardia mejicana.
Lima y Belano representan una paradoja: ellos mismos,
investigadores infatigables de Cesárea Tinajero, ellos mismos como poetas,
están perdidos en la ciudad vasta de la literatura.
9
¿Por qué una gran novela, una novela épica, una novela
que es la sucesión infinita de historias que se cruzan y se deshacen, es una
novela sobre poetas?
¿Por qué esta novela no narra el destino de unos
narradores? ¿Por qué los detectives para ser salvajes tienen que ser poetas?
Cuando me hacía estas preguntas pensé en Gombrowicz:
“no hay que hablar poéticamente de la poesía”. Aunque claro, el gran problema
de la novela no es la poesía sino el fracaso.
10
Piel Divina le cuenta la historia de las aventuras de
Ulises Lima y de Arturo Belano a Luis Sebastián Rosado. Le dice que a esa
historia se la contó María Font y que a María Font se la había contado su
padre, Joaquín Font. Piel Divina recuerda que Joaquín Font estuvo internado en
un manicomio.
Este hombre excéntrico está loco y tiene la versión
verdadera sobre el destino de los detectives. Solo él sabe, anticipadamente,
que Ulises Lima se ha perdido. Solo un loco puede saber lo que no se ve.
Joaquín Font tiene la verdadera versión del futuro. Como la loca del relato de
Piglia, sabe o adivina lo que otros no ven.
11
Tanto Piglia como Bolaño utilizan modos indirectos para
hablar de las atrocidades de la dictadura. En Estrella distante, Bolaño relata la historia de Ruiz Tagle o
Wieder. Wieder es un poeta visual, un poeta que vuela en una avioneta por el
cielo de Chile y que escribe con humo los versos celestes. Una noche, Wieder
presenta, en su propia habitación, una exposición vanguardista de fotografías.
Las imágenes han sido tomadas unos instantes antes de que las personas fueran
asesinadas.
En Los nudos
blancos [11], Piglia cuenta que en el sur de Argentina hay unas extrañas
marcas de cal. Posteriormente, se descubre en el relato que se trataba de fosas
en donde eran enterrados los desaparecidos.
12
El físico danés Niels Bohr formuló el principio de
complementariedad. El principio, en una versión breve, reza: dos realidades o
dos aspectos de una realidad que han sido considerados como opuestos en la
física clásica, son complementarios para la física cuántica.
Si pensamos en una analogía a partir del principio de
complementariedad, se puede decir que lo que eran rasgos diferentes o poéticas
opuestas para la anterior literatura latinoamericana (la crítica consideraba
como opuestos a la tendencia realista y a la literatura
fantástica-esteticista), en la narrativa de Roberto Bolaño son complementarios.
El esteticismo de Borges y el realismo narrativo no son opuestos para el
chileno sino complementarios.
Entonces digo: Bohr, Borges, Bolaño. Según una lectura
atenta de Borges, según el principio de Niels Bohr, Bolaño ha reformulado las
poéticas de la última narrativa en Latinoamérica.
Notas
[1] “Mi manera de vivir está
organizada únicamente en función de escribir”, le dijo Kafka a Felice Bauer.
Bolaño le debe a Borges lo que Borges le debe a Kafka: la afirmación absoluta y
pasional de que todo es literatura o de que todo puede convertirse en
literatura.
[2] Roberto Bolaño, Los detectives salvajes, Ed. Anagrama,
Barcelona, 2004.[3] “A veces sueño que estoy en una ciudad que es México pero que al mismo tiempo no es México”, confiesa Joaquín Font en Los detectives salvajes.
[4] Ricardo Piglia, Crítica y ficción, Ed. Seix Barral, Bs. As., 2001
[5] Jorge Luis Borges, Ficciones, Obras Completas, Tomo 1, Ed. Emecé, Bs. As., 1994.
[6] “Decir que estoy en deuda permanente con la obra de Borges y Cortázar es una obviedad”, escribió Roberto Bolaño.
[7] Giorgio Vasari, Vidas de pintores, Ed. Sudamericana, Bs. As., 1996.
[8] Marcel Schwob, Vidas imaginarias, Ed. Emecé, Bs. As., 1998.
[9] Celina Manzoni (Compiladora), Roberto Bolaño. La escritura como tauromaquia, Ed. Corregidor, Bs. As., 002.
[10] Este es el texto de la novela: “Una vez, dijo Don Pancracio, Monteforte Toledo me puso sobre el regazo este enigma: un poeta se pierde en una ciudad al borde del colapso, el poeta no tiene dinero, ni amigos, ni nadie a quien acudir. Además, naturalmente, no tiene intención ni ganas de acudir a nadie. Durante días vaga por la ciudad o por el país, sin comer o comiendo desperdicios. Ya ni siquiera escribe. O escribe con la mente, es decir delira. ¿Cómo se salva?”
[11] Los nudos blancos integra la novela La ciudad ausente de Ricardo Piglia.