Por César Bringas
TierraAdentro.cultura.gob.mx
Poema escondo
donde el dolor parece
quererlo todo
Ana
Jimena Sánchez
0
Hay una cosa llamada Roberto Bolaño,
una leyenda mórbida y extraña que se ha comido al autor y a la obra, y que nada
tiene que ver con Roberto Bolaño.
1
Pero Roberto, eso es un poco
desagradable que me lo digas, porque significa que yo solo soy un personaje
tuyo nada más, no tengo una existencia real. Todos nosotros, Ignacio y yo,
somos como fantasías tuyas. Él me decía bueno, Rodrigo, me decía, peor sería
que fueras un personaje de Isabel Allende, me dice, no te quejes, hay destinos
peores.
(Rodrigo Fresan en el
documental La Batalla Futura, 2016)
2
La primera vez que leí un libro de
Roberto Bolaño, yo entraba a la edad de merecer, me acercaba a los veinte años
y mi hermano mayor acababa de comprar Los Detectives Salvajes (1998).
La portada era un rojo sangre en la pupila expandida. Muchas cosas me separan
hoy de mi hermano, como las opiniones políticas o la orientación sexual, pero
hay otras que me unen a él como, aunque ahora lo neguemos los dos, la música de
Arjona que escuchábamos en la adolescencia o la literatura de Roberto
Bolaño. Y la pesadilla me decía: crecerás./Dejarás atrás las imágenes
del dolor y del laberinto/y olvidarás./Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido
un crimen.
1.1
Tenía esa carita mitad pícaro, mitad
seriedad, mitad caricatura para ocultar algo. Un Daniel el Travieso envejecido,
una adolescencia alargada por el miedo. Pero también tenía algo salvaje, no en
la mirada, sino en las manos. El cigarro siempre encendido. La palabra precisa
para responder cualquier pregunta que le hicieran, como cuchilla después de
haber sido afilada muchas veces.
2.1
Como en la canción de Yuri yo veía
pasar la vida detrás de la ventana. Mientras, me volvía un cliché. El joven que
engañaba con su cara de niño y leía libros que robaba cuando no daba el dinero
para comprarlos. Una práctica que, debo confesar, dejé hace poco.
No tenía certezas, salvo una: yo
quería ser escritor.
Un amor desbocado/un sueño dentro de
otro sueño.
1.2
Luego de 1998, con el premio Herralde,
comenzó el mito. El premio Rómulo Gallegos, ganado en 1999, le abrió las
puertas de la intelectualidad chilena, de la que él huía y que no necesitaba
después del exilio. La diáspora chilena se había dividido en dos, entre los
escritores; aquellos que tenían puestos diplomáticos y los que trabajaban en
universidades europeas y norteamericanas, y luego estaba Roberto Bolaño, que
trabajaba como mesero. Renegando a veces de la condición de escritor chileno,
prefiriendo nombrarse escritor latinoamericano, como menciona en la entrevista
para el programa La Belleza de Pensar en la Feria
Internacional del Libro de Santiago de Chile, a finales de 1999.
1.2.1
Bolaño, desde la época anterior a los
premios, era muy dado a la reinvención de la propia memoria. Se aparecía en los
departamentos y las fiestas de sus amigos para contarles historias truculentas
donde había matado, por error, a algún ladrón. O la vez que conoció a los
asesinos de Roque Dalton. O cuando un compañero de primaria lo salvó de los
campos de concentración de Pinochet. Alguna de las tantas escaramuzas en sus
viajes de mochilero por el sur de América. Comenzaba a crear un personaje que
tuviera una vida literaria y que no fuera fácil de creer a primera vista.
2.2
Luego, como destino manifiesto, entré
a la carrera de letras y al mismo tiempo dejé de escribir por años. Una
tormenta. Un gusano blanco retorciéndose/en el amor por querer
ser escritor. Y el amor por ese entonces brincaba la ventana de la vida y me
obligaba a salir de la vida. Yo era, sin darme cuenta, Juan García Madero y
creía saber más que mis maestros, y quería incendiar las instituciones y
buscaba referentes en la bohemia y la escena literaria de mi ciudad. Como si la
juventud fuera el pecado y el castigo.
1.3
A poco de su muerte en 2003, en
España, a Roberto Bolaño le salieron amigos por todas partes. Comenzó a brillar
la veladora del santo. En Barcelona podías arrojar una moneda y seguro un amigo
de Bolaño la atraparía para decirte que a él Roberto siempre le recomendaba
comer frutas y verduras. Patricio, Patricio… come más fruta, me decía.
2.3
Roberto Bolaño en México, antes de la
fama, era confundido con el comediante y productor de televisión Roberto Gómez
Bolaño, Chespirito, creador de los programas El Chavo del 8 y El
Chapulín Colorado. Durante años en la carrera, y en algunos congresos, me tocó
ver cómo algún incauto era vilipendiado por confundirlos. No eras un verdadero
alumno de letras, ni mucho menos aspirante a escritor, si cometías una
confusión común sobre todo entre los alumnos de primer semestre, más guiados
por los faroles de la bohemia que por las lecturas.
2.3.1
Aunque ambos sean vacas sagradas, que
atraparon un momento de la idiosincrasia mexicana, no pastan en el mismo campo.
Pobre de aquél que se atreva a hacerlos uno.
1.4
Siempre se consideró poeta antes que
novelista, pero aprendió que el dinero llegaba mejor y más fácil con la prosa
que con el verso. Y él tenía una familia que mantener. Antes de morir, por una
insuficiencia hepática prolongada por casi diez años, dejó listos los papeles
para que Carolina López y sus hijos tuvieran asegurados los derechos sobre su
obra. Su amigo, el crítico literario Ignacio Echevarría, diría que poco antes
del deceso Roberto lo nombró persona referente y encargado de todo lo que
tuviera que ver con sus obras póstumas. Y aquí comienza el manoseo ajeno de su
memoria.
2.4
Habían pasado once años de su muerte,
yo había vuelto a escribir lentamente y publicaba en varias revistas de
internet cuando supe de un grupo de Facebook llamado Los Perros Románticos. Me
inscribí sin dudarlo. Ya antes, en 2009, había aparecido en CDMX La Red de los
Poetas Salvajes, que reunía a varios poetas jóvenes, en su mayoría hombres, que
seguían, de una u otra forma, la estela de los infras. Pero en 2014 me llamó la
atención que no fueran únicamente mexicanos, sino personas de medio mundo de
habla hispana. Dice Didier Andrés Castro, poeta colombiano y uno de sus
fundadores: El nombre surge de Bolaño, porque era lo que más nos
representaba. Sentíamos que en aquel momento la Alt Lit tenía a David Foster
Wallace como maestro, y nosotros tomamos a Bolaño como el nuestro. La verdad no
recuerdo cómo nació el nombre, quizá en una videollamada en la que nos leíamos
cosas. Todos buscábamos lo mismo, de alguna forma compartíamos lecturas y así.
Pero estaban distribuidos por todo internet. Kevin (Castro, autor
peruano y otro de los fundadores) habló de que sería mejor una reunión. Escribí
a Luna (Miguel, escritora española y tercera fundadora) después
para proponerle algo así, ya que ella tenía una selección increíble. Ella ya
había leído a Kevin, a David Meza y a algunos otros.
2.4.1
En aquella primera reunión virtual se
habló de los infras, de la poesía de Bolaño, y de a poco la idea inicial de que
fuera una base de datos se transformó en encuentros presenciales y en un grupo
cibernético que llegó a crecer rápidamente y con la misma velocidad se
extinguió en apenas un año. No había pretensiones, sino que se pensaba como un
sitio de reunión para leer, sobre todo poesía. Nacieron redes de contacto y
proyectos que ayudaron al crecimiento de varios escritores en diferentes puntos
de América Latina, incluyéndome.
1.5
Después la muerte de Bolaño, hubo un
nombre que comenzó a borrarse alrededor de su memoria y alrededor de sus
textos. El que, según la tradición oral y escrita hecha alrededor de sus
momentos finales, fue el último nombre y rostro que Roberto Bolaño vio camino
al hospital. Si se revisa la primera edición de El gaucho insufrible (2003),
en la dedicatoria del cuento “El viaje de Álvaro Rousselot”, se sabrá ese
nombre, que desapareció en las siguientes ediciones y traducciones del libro.
Una mujer que fue borrada. Pasa lo mismo en el índice onomástico de Entre
paréntesis (2004), aparece en la letra P y lleva a la página 17 donde
no está su nombre, pero sí hay una cita muy reveladora “De lo perdido,
de lo irremediablemente perdido, solo deseo recuperar la disponibilidad
cotidiana de mi escritura...”, que es un fragmento, a su vez, de la
novela Amberes (2002). En ediciones posteriores ese
nombre, de nuevo, ya no está.
De acuerdo a Mónica Maristain en su
libro El hijo de míster playa (2012), Carolina López y Roberto
Bolaño ya no convivían como pareja, vivían cerca para que Roberto pudiera tener
contacto con sus hijos, Lautaro y Alexandra, pero él iba de Blanes a Barcelona presentando
a aquella mujer a la que le dedicó “El viaje de Álvaro Rousselot” con
sus amigos y su madre como su novia, y ya buscaba rentar un piso para ambos en
la capital de Catalunya.
Sin embargo, el 15 de julio de 2003 en
el hospital Vall d’Hebron en Barcelona, en mitad de la noche y después de
conducir lo más rápido posible por media ciudad, aquél nombre, que ya no
aparece en las dedicatorias ni índices onomásticos, pero era presentada como su
novia, llamó por teléfono a Carolina López y le dijo Roberto está muy
mal, ven.
1.5.1
Aquí se acaba el circo, habría podido pensar Carolina López,
después de recibir aquella llamada en mitad de una noche tan larga que se
prolongó por varios días. Carolina López. Es fácil verla al pie de la cama, guardiana
de la puerta. Una mujer que había soportado un ir y venir del carajo en su vida
sentimental, de la que todo el mundo en el ambiente cultural barcelonés parecía
tener un punto de vista. Una mujer cansada que no sabía que cuando se acaba una
función empieza otra y otra y otra y luego otra.
2.5
A finales del año 2014 tuve mi primer
encuentro personal con Los Perros Románticos, el grupo de Facebook.
Del internet a la carne.
Del pixel a la carne.
De los verbos a la carne.
El colágeno de aquellos años
Piel Divina.
Una materialidad.
2.5.1
Gente de varias partes del país se
reunía para una lectura maratónica de poesía en 2014. Coincidiendo con la FIL
de Guadalajara un montón de jóvenes poetas hervíamos de la emoción. El bar
donde fue la lectura se llenó, como pocas veces he vuelto a ver en un evento de
poesía convocado solo por internet y sin tener que ver con instituciones, y con
un cartel que no tenía nombres consagrados en él. Una planta a la orilla de la
carretera, impulsada por el viento, se agita menos que nosotros en aquella
semana. En esas noches de fiesta conocí y reconocí a personas que continúan
siendo importantes en mi vida. Hay muchas otras que se fueron, lento. Como
dientes de león el tiempo nos echó al aire y nos dispersó. Puede que la poesía
no te dé para vivir, pero te da amigos, que es igual de bueno.
2.5.2
Un tipo de nostalgia específica por la
juventud y sus estragos, por los amigos de aquellas noches y los recuerdos
borrosos de esas fiestas. Dice Aixa de la Cruz que a los veintipocos el mundo
se rige por el deseo y descubrir de golpe que la gente te desea es como
intoxicarte de una droga que el cuerpo no disipa y permanece en la sangre
modificando la estructura del pensamiento y de tus actos, es casi como salir de
prisión. Pienso que eso, la estela de ese pensamiento nostálgico de la
juventud, guía de una u otra forma las obras más emblemáticas de Bolaño
como Los detectives salvajes, 2666 y Los perros
románticos. Una manera de contar cómo crece la gente, qué hace la gente al
crecer, cómo vive la gente al crecer. Hace tiempo que para mí la obra de Bolaño
dejó de hablar de personas que creían que podían ser especiales de alguna
manera, por medio de la literatura, y se convirtió en una advertencia de las
consecuencias de nuestras acciones y el peligro de la vida adulta.
2.5.3
Como si la juventud fue al mismo
tiempo el pecado y el castigo.
Una enfermedad que, si te descuidas,
puede tener graves estragos.
1.6
LA VIUDA DE
ROBERTO BOLAÑO SIENTA EN EL BANQUILLO AL CRÍTICO IGNACIO ECHEVARRÍA EN UNA
DEMANDA POR 150,000 EUROS
El 17 de diciembre de 2019 en varios
periódicos de la península ibérica apareció el titular que encendió la
comidilla del mundo editorial, una demanda por daños morales contra Ignacio
Echevarría por atentar contra la memoria del chileno y contra la intimidad de
la familia Bolaño, por aceptar públicamente en un artículo que Roberto tenía
una relación sentimental con aquella mujer borrada de las dedicatorias. Se
reavivaba así un culebrón de telenovela mexicana que se remontaba a hacía poco
tiempo.
1.6.1
LA VIUDA DE
ROBERTO BOLAÑO DEMANDA A LA AMANTE POR 250,000 EUROS
Un juicio del 8 de noviembre de 2018
al 4 de mayo de 2019.
LA AMANTE DE
BOLAÑO DEBERÁ PAGAR 35,000 EUROS
Dice la sentencia que se reconoce la
relación sentimental de (nombre borrado por la historia oficial de la memoria y
de las dedicatorias) con el señor Roberto Bolaño Ávalos, y se desestima que la
señora (nombre borrado) atentara contra el honor del escritor, pero se reconoce
que atentó contra el honor y la intimidad de su familia, después de una
entrevista concedida a la periodista argentina Mónica Maristain para su
libro El Hijo de Míster Playa (2012), conminándola a no hablar
nunca más de su relación en público y a pagar la suma antes referida.
Algo parecido a un empate.
1.6.2
14 de enero
de 2020.
IGNACIO
ECHEVARRÍA ABSUELTO POR ATENTAR CONTRA EL HONOR DE ROBERTO BOLAÑO
Después de mucho esperar la justicia
española dictaba sentencia y afirmaba que Echevarría no atentó contra el honor
ni la memoria de su amigo fallecido diecisiete años atrás.
1.6.3
María Kodama, Mercedes Barcha y
Carolina López pertenecen al mismo grupo, el de esposas de escritores y
resquicios vivos de la memoria de sus maridos. Un grupo que, dice Rosa Montero
en su libro La Loca de la Casa, por suerte ha comenzado a dejar de
existir con la liberación femenina. La crítica ha centrado su mirada en
Carolina López para hacerla parecer monstruo antes que una persona, olvidando
que soportar a ciertos escritores y sus sinsabores no es tarea fácil, y
priorizando así el mito del autor cuasi perfecto que no cometía errores ni
arrojaba culpas sobre los demás.
3
De la memoria oficial de Roberto
Bolaño se ha borrado un nombre, pero de la memoria de sus lectores no. Quedará
en la mano de cada uno hacer sus conjeturas. A él, el hombre al que le gustaba
jugar con su memoria, ahora le han hecho reescrituras sobre la misma borrando
nombres e imponiendo una versión oficial. Es este juego de espejos que nos
lleva a preguntarnos qué hay detrás de la ventana.
En la ciudad de Gerona hay una calle
con su nombre. Quizás, cuando haya pasado el tiempo y alguien camine por esa
calle no sabrá quizá si se refiere a un escritor chileno o a un comediante
mexicano.
Sin embargo, Roberto Bolaño ha
cumplido con la posteridad y hace pocos años se publicó su poesía completa, en
un tomo tamaño ladrillo, que parece pensado para desnucar enemigos y no para la
lectura rápida que le gustaba presumir en vida.
Cuando se planeaba la exposición Archivo
Bolaño (2013) se encontró en su estudio un breve texto de
despedida: “Y eso es todo, amigos. Todo lo he hecho, todo lo he vivido.
Si tuviera fuerzas me pondría a llorar. Se despide de ustedes Arturo Belano”.
César Bringas
(Puebla, 1990) ha publicado los libros Limosna para los pájaros (2015), Los
cuerpos cautivos (2018), ¿Te acuerdas? (2018) y Aquí
vivimos con una mano en la garganta (2019). La crítica no sabe si hace
arte o publicidad.
Ray Patiño (Ciudad de
México, 1988) Estudió en la Facultad de Artes y Diseño (UNAM), ha trabajado
para el mundo editorial y la creación de interactivos digitales, actualmente
trabaja como freelance y en sus tiempos libres dibuja cómics personales que
autopublica.