jueves, 16 de marzo de 2023

Roberto Bolaño, anticomunista

Por Javier Campos

Letras.s5, Proyecto Patrimonio, 2020





En 4 de julio del año 2017 hubo una conferencia en Santiago de Chile, organizada por la Cátedra “Roberto Bolaño” de la Universidad Diego Portales (UDP), llamada “El escritor joven y la crítica, muestras del epistolario Bianchi/Bolaño”, en la que se invitó a Soledad Bianchi a hablar sobre esa abundante correspondencia epistolar manuscrita (cartas y postales) que sostuvo con Bolaño por casi dos décadas. El presentador de Bianchi fue el escritor y profesor de UDP, Álvaro Bisama. La correspondencia epistolar entre ambos fue desde 1979 hasta los últimos años de 1980. Toda esa información no fue ni ha sido publicada en ningún libro por Bianchi, sino que se hizo por esas fechas solamente una exposición en la misma UDP mostrando parte de la correspondencia (cartas y postales). La charla mencionada está en internet, y también se publicó el texto que leyó Bianchi.

 

La exposición de Bianchi fue una lectura de unas páginas (una duración de 16 minutos) donde dio una interpretación personal de esa correspondencia a distancia como “pen pal” que fueron. Comenzó Bianchi hablando cuando lo invitó a almorzar a Bolaño a su casa la primera vez que vino a Chile, en noviembre de 1998, y ahí entonces se conocieron personalmente. Ese mes, Bolaño fue invitado por revista Paula para ser jurado de un concurso de cuentos. En ese almuerzo Bolaño, dice Bianchi, fue el único que hablaba y nada preguntó por los demás. No mostró ningún interés por la pintura de Guillermo Núñez (uno de los grandes pintores de Chile), ni tampoco por las clases que hacían Bianchi o Raquel Olea, la otra invitada, en la universidad. Con esa breve historia, Bolaño quedó retratado por Bianchi como un arrogante. ¿Sería porque en ese momento comenzaba su fama y su novela Los detectives salvajes le estaba dando gran notoriedad a nivel latinoamericano y europeo? Recién había ganado (en 1998) el Premio Herralde de novela. Y al año siguiente ganaría el Premio “Rómulo Gallegos”.

 

Bianchi mencionó también que en todas sus cartas siempre hablaba de lo que él estaba escribiendo. Era muy obsesivo con su propia escritura. Todas sus experiencias que tuvo, dedujo Bianchi finalmente de esa correspondencia, las usaría en sus obras. Eso es cierto, porque el imaginario de Bolaño es -en parte- su biografía ficcionalizada.

 

Para mí, esa charla no me dio ninguna pista nueva para comprender más su obra. Solo información pasajera. Mucho más interesante es una buena entrevista (hecha) por un buen entrevistador, o (la lectura de) una buena biografía. Hay una multiplicidad de información, y documentales, que cuentan cierta parte de la vida de Bolaño, o testimonios de quienes lo conocieron. Pero lo que falta es realmente una buena y completa biografía de Roberto Bolaño, que aún no existe (quizás alguien la esté escribiendo).

 

Lo más interesante en esa charla en vivo en la cátedra “Roberto Bolaño” fue que durante las preguntas y respuestas del público, el poeta Raul Zurita, quien estaba allí, hizo una pregunta que dejó un poco descolocados tanto a Soledad Bianchi como  al presentador Álvaro Bizama: ¿Cómo se hizo anticomunista?, preguntó Zurita. ¿Cómo llegó a ser anticomunista?, hizo de nuevo la pregunta cuándo Soledad Bianchi le dijo que repitiera la pregunta, porque no le había entendido.

 

La pregunta de Zurita parecía ingenua, pero tenía el tono de por qué un escritor de la estatura de Bolaño llegó a transformarse en eso; en algo que parecía  inconcebible, desde la visión del poeta Zurita. Soledad Bianchi no tenía respuesta. Dijo textualmente: “Se fue poniendo anticomunista, hay gente que se va poniendo así”. Finalmente dijo: “no sé por qué”. Nadie del público dijo nada ni nadie se aventuró a dar una respuesta. Luego, alguien hizo un comentario pasando a otro asunto y concluyó el acto.

 

Lo cierto es que respuesta hay para responderle a Zurita y que él no la sepa (o haya pretendido no saberlo) es porque Zurita es simpatizante (no sé si militante) comunista. Lo ha dicho en público y no es un secreto. Por tanto su pregunta venía de un intelectual comunista “sorprendido” de que Bolaño se hubiera convertido en anticomunista; como si fuera un estigma incomprensible. Es así como responden, en general, los dirigentes comunistas cuando se les dice que es un partido totalitario, como lo ha desmostrado la historia (ahí está todo el desplome que siguió al derrumbe del Muro de Berlín).

 

Ser anticomunista, por tanto, es un término que  se usa principalmente para referirse a la oposición activa a tal movimiento político. La definición de comunismo es universalmente sabida: una doctrina política, económica y social que aspira a la igualdad de las clases sociales por medio de la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción (la tierra y la industria), y al control total de los medios masivos y culturales. Lo curioso es que la respuesta a la pregunta de Zurita la ha dado el propio Bolaño y pudo usarse por Bianchi o Bizama para responder. Pero no lo hicieron o no pudieron recurrir al mismo Bolaño.

 

Una respuesta está, primero, en su novela Los detectives salvajes en las páginas 535-536 (edición Alfaguara, 2016) cuando se refiere a la persecución que hizo la revolución cubana al escritor homosexual Reinaldo Arenas. Una verdadera denuncia del sistema comunista cubano contra los escritores que fueran antirrevolucionarios: “Dentro de la revolución todo, contra la revolución, ningún derecho” (palabras de Fidel Castro en Palabras a los intelectuales,  16, 23 y 30 de junio de 1961). Así lo escribió Bolaño en Los detectives salvajes“Pero el cubano era homosexual y las autoridades de la Revolución no estaban dispuestas a tolerar a los homosexuales, así que tras un momento brevísimo de esplendor en el cual escribió dos novelas (breves también) de gran calidad, no tardó en verse arrastrado por la mierda y por la locura que se hacía llamar revolución. Poco a poco le empezaron a quitar lo poco que tenía. Perdió el trabajo, dejaron de publicarlo, intentaron que se convirtiera en soplón de la policía, lo persiguieron, interceptaron su correspondencia, finalmente lo metieron preso. Dos eran, aparentemente, los objetivos de los revolucionarios: que el cubano se curara de su homosexualidad y que, ya sano, trabajara por su patria. Ambos objetivos dan risa. Cuando acabó el último libro se suicidó. Eso me contó Arturo mientras esperábamos el avión que lo iba a sacar de España para siempre. El sueño de la Revolución, una pesadilla caliente”.

 

La segunda respuesta, dada también por Bolaño, está en el discurso que Roberto Bolaño leyó en Caracas, cuando recibió el Premio “Rómulo Gallegos”, el 3 de agosto de 1999, por su novela Los detectives salvajes. Quizas sea la respuesta más contundente y bien pensada por Bolaño.  Leemos: “En gran medida todo lo que he escrito es una carta de amor o de despedida a mi propia generación, los que nacimos en la década del cincuenta y los que escogimos en un momento dado el ejercicio de la milicia, en este caso sería más correcto decir la militancia, y entregamos lo poco que teníamos, lo mucho que teníamos, que era nuestra juventud, a una causa que creímos la más generosa de las causas del mundo y que en cierta forma lo era, pero que en realidad no lo era”.

 

Ser anticomunista para Bolaño, y él en ninguna parte usa ese adjetivo para sí mismo, fue haber hecho una crítica a las direcciones políticas stalinistas, así como también a poetas como Pablo Neruda que era miembro del PC chileno. Y continúa en el discurso de entrega del premio “Rómulo Gallegos” en 1999: “Luchamos a brazo partido, pero tuvimos jefes corruptos, líderes cobardes, un aparato de propaganda que era peor que una leprosería, luchamos por partidos que de haber vencido nos habrían enviado de inmediato a un campo de trabajos forzados, luchamos y pusimos toda nuestra generosidad en un ideal que hacía más de cincuenta años que estaba muerto, y algunos lo sabíamos, y cómo no lo íbamos a saber si habíamos leído a Trotski o éramos trotskistas, pero igual lo hicimos, porque fuimos estúpidos y generosos, como son los jóvenes, que todo lo entregan y no piden nada a cambio, y ahora de esos jóvenes ya no queda nada, los que no murieron en Bolivia murieron en Argentina o en Perú, y los que sobrevivieron se fueron a morir a Chile o a México, y a los que no mataron allí los mataron después en Nicaragua, en Colombia, en El Salvador. Toda Latinoamérica está sembrada con los huesos de estos jóvenes olvidados”

 

Es claro que hace referencia al canto de sirenas de las guerrillas que llamaba el Che Guevara para “crear uno, dos, tres, Vietnam es la consigna” en América Latina . Eso lo dijo Guevara en su mensaje a La Conferencia Tricontinental en 1966. Recuerdo a un  compañero de la Universidad de Concepción que, en 1969, dejó su carrera de medicina y se fue siguiendo ese canto de sirena y se internó en la selva de Bolivia con un fusil. Nunca más su cuerpo fue encontrado y aún su familia lo sigue buscando.

 

Esa fue la posición de Bolaño que es necesario recordar y no rayar su imagen con el adjetivo de “anticomunista” sinónimo de “contrarrevolucionario”, porque entonces habría que aplicarlo a millones que en el planeta fueron a dar a los gulags que construyeron esas sociedades que vivieron (o viven) el socialismo real. Por eso defendía a Reinaldo Arenas, y admiraba a Enrique Lihn, no solo por su poesía sino también por su desengaño y decepción frente al totalitarismo del régimen cubano. La posición de Bolaño, su desilusión por  aquella utopía socialista que no fue y se consumió a sí misma en dictadura, es compartida por miles de intelectuales por todo el planeta.

 

Quizás por eso Nicanor Parra y Roberto Bolaño se apreciaron mutuamente.

 

 

 

Bibliografía mínima

-Alfaro, Diego. “Biografía de la turbulencia : Enrique Lihn, el compromiso y la revolución”.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3984552.pdf 

-Bolaño, Roberto  “Discurso de Venezuela”,  https://www.letraslibres.com/mexico/discurso-caracas-venezuela 

-Bolaño, Roberto. Los detectives salvajes (Alfaguara, 2016)
-Campos, Javier .“Entrevista a Roberto Bolaño: ‘Son muy pocos los escritores que se la juegan a todo o nada’” en El Mostrador, Santiago de Chile, 3 de agosto 2002.
-Campos, Javier . “El Primer Manifiesto de los Infrarrealistas, de 1976: su contexto y su poética en Los Detectives Salvajes”. https://garciamadero.blogspot.com/2007/12/el-primer-manifiesto-de-los.html?m=1 

-Rojas, Rafael.  “Bolaño y Cuba”. https://rialta.org/bolano-y-cuba/ 
-La conferencia de Soledad Bianchi: https://www.catedraabierta.udp.cl/todas-las-catedras/

 

 

 

Javier Campos. Escritor y académico chileno. Recientes libros publicados: El bailador de tango (novela, editorial Casasola, Washington, 2018), El tango en el Río de La Plata (ensayo, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 2019), La isla del fin del mundo (novela, Mago Editores, Santiago de Chile, 2020), Los gatos no viven en el tejado y otros poemas de amor (poesía, Mago Editores, Santiago de Chile, 2020). Es profesor en la Universidad Jesuita de Fairfield, Connecticut.