ABC. 27.06.2003
SEVILLA. El escritor chileno Roberto Bolaño participó ayer en el I Encuentro de Autores Latinoamericanos, que organizan en Sevilla la editorial Seix Barral y la Fundación José Manuel Lara, donde realizó una ponencia titulada «De dónde viene la nueva literatura latinoamericana». Considerado una referencia ineludible por la mayoría de los autores que han acudido al certamen, Roberto Bolaño afirma, sin embargo, y no sin cierta ironía, que «de factotum, nada. Me lo deben decir porque soy el más viejo de todos».
La publicación de «Los detectives salvajes», premio Herralde y Rómulo Gallegos en 1998, cambió la vida de este escritor que vive en la localidad catalana de Blanes. «Para mi economía fue muy fuerte. La verdad es que nunca he creído en el éxito literario y no voy a hacerlo ahora que tengo cincuenta años. Eso es como creer en Papá Noel».
Pero antes del reconocimiento, este escritor corrió mundo y desempeñó los más diversos oficios, entre ellos, el de vigilante de camping, como recoge Javier Cercas en «Soldados de Salamina», que convirtió a este autor en personaje literario. «Toda la historia de Miralles se la conté yo. La verdad es que fue uno de los mejores trabajos que he tenido, porque te permitía leer mucho y no trabajar demasiado».
De su obra afirma que le «cuesta mucho hablar, tengo un pudor enfermizo. Cuando escucho escritores hablar de su obra en términos encomiásticos me dan ganas de sacar el látigo. Es como sacar el papel de inmortal, cuando sabemos que eso no existe». Bolaño trabaja actualmente en una voluminosa novela y reconoce que se encuentra «embarrancado. Tiene más de mil páginas. En mala hora me metí en esa novela. Pero terminé de escribir un libro de cuentos que me dejó muy feliz».
La publicación de «Los detectives salvajes», premio Herralde y Rómulo Gallegos en 1998, cambió la vida de este escritor que vive en la localidad catalana de Blanes. «Para mi economía fue muy fuerte. La verdad es que nunca he creído en el éxito literario y no voy a hacerlo ahora que tengo cincuenta años. Eso es como creer en Papá Noel».
Pero antes del reconocimiento, este escritor corrió mundo y desempeñó los más diversos oficios, entre ellos, el de vigilante de camping, como recoge Javier Cercas en «Soldados de Salamina», que convirtió a este autor en personaje literario. «Toda la historia de Miralles se la conté yo. La verdad es que fue uno de los mejores trabajos que he tenido, porque te permitía leer mucho y no trabajar demasiado».
De su obra afirma que le «cuesta mucho hablar, tengo un pudor enfermizo. Cuando escucho escritores hablar de su obra en términos encomiásticos me dan ganas de sacar el látigo. Es como sacar el papel de inmortal, cuando sabemos que eso no existe». Bolaño trabaja actualmente en una voluminosa novela y reconoce que se encuentra «embarrancado. Tiene más de mil páginas. En mala hora me metí en esa novela. Pero terminé de escribir un libro de cuentos que me dejó muy feliz».