miércoles, 30 de mayo de 2012

“Yo jodo mucho la paciencia”. Entrevista a Roberto Bolaño

por Willy Haltenhoff
La Nación, Chile. 21.11.1998





Camina por una habitación de un coqueto apart hotel de Providencia, con el pelo desgreñado y revuelto, como si hubiera soñado que estaba en medio de un huracán. Anda a “pata pelada”, bebe un humeante té de hierbas silvestres, fuma como un obseso, tose y acaricia una ruma de libros de autores chilenos que ya comienza a devorar. Es Roberto Bolaño, escritor chileno radicado en España que fue galardonado este año con el Premio Municipal de Literatura por Llamadas telefónicas (Anagrama). Hace 25 años que no pisaba suelo chileno, este santiaguino de mirada de niño feliz y manos inquietas.

Bolaño, para muchos críticos, una de las plumas más notables de la narrativa latinoamericana y que ya comienza a derribar aquel mito de que nadie es profeta en su tierra, se encuentra en Santiago con su esposa y su pequeño hijo Lautaro, para dar a conocer su novela La pista de hielo, de editorial Planeta, la que lo presentó en sociedad, el jueves pasado, en la plaza Mulato Gil.



Es raro que con 25 años fuera de Chile no tengas un acento español tan marcado…
Y eso me preocupa, porque llevo sólo unos días y mi mujer dice que ya estoy hablando con acento chileno, ¡y sólo llegué hace nueve días sin pizca de acento!


¿Vienes para quedarte?
No, me desagradaría volver, aunque costaría mucho, porque estoy casado con una española, mi hijo es español y está en el colegio. Por ahora estoy encantado y a mi mujer también le encanta Chile, pero…


¿Cómo te han recibido en el país?
Muy hospitalariamente. Mejor imposible… Más hospitalidad sería matarme.


El caso de la detención de Pinochet, ¿cómo lo has digerido?
Con mi mujer, por las noticias que nos llegaban de Chile, estábamos preocupados de que acá hubiera expresiones en contra de los españoles, pero desde que llegamos no hemos recibido el más mínimo rechazo, es más, nos han tratado con suma delicadeza.


¿Qué te pareció ver a los dos bandos en pugna en las calles?
Eso me parece terrible, es como volver al pasado. Noté que en veinticuatro años nada ha cambiado. Acá se ha derramado mucha sangre, ahora sólo debería imperar el diálogo. Esas actitudes extremas a nada conducen.


Sabemos que te fuiste exiliado, ¿pertenecías a un partido?
Yo me fui de Chile a México el 68 con mi familia, pero volví el 73 para participar en la Unidad Popular. Tenía veinte años y quería quedarme. Luego vino el Golpe y me fui, pero no pertenecí a ninguna tienda política, porque a mí me habrían despedido de un partido a las dos semanas.


¿Eres anárquico?
Bastante, yo jodo mucho la paciencia. Nunca he militado, pero siempre he sido de izquierda.


¿Seguiste a Iván Zamorano en España?
No, el jugó por el Real Madrid y yo soy del Barcelona. Son equipos de una rivalidad a muerte. Si el Real pudiera bajar a segunda división, mejor… Por mí que Zamorano se hubiera lesionado (ríe). No había la más mínima posibilidad de entendimiento.


¿Y qué opinas de Marcelo Salas?
Ese sí me encanta. Me gusta más que Zamorano. En el área, Salas es un verdadero killer


¿Viste muy cambiado a Chile después de 25 años de ausencia?
No he notado mucho cambio en el Chile que dejé. Desde que me fui, hace 25 años, y con el que tenía en mi imaginario. Aunque hay muchos Chiles, yo ahora estoy en el Chile de Providencia. Creo que 25 años es poco para que un colectivo cambie.


Pero en 25 años, aunque sea algo, las cosas cambian…
Bueno, por los viajes que he realizado dentro de Chile, me di cuenta de que algunas malas costumbres se han afianzado en este país.


¿Cómo cuáles?
La homofobia, por ejemplo. No recuerdo que Chile haya sido tan homofóbico como lo es ahora, o ese rollo clerical, que me han contado. No recuerdo que antes los curas tuvieran tanto peso como ahora.


¿Cómo notas lo de homofóbico?
Conversando con amigos homosexuales que se sienten bastante jodidos. Además, no recuerdo desde niño, que la Iglesia tuviera tanto poder como lo tiene hoy.


¿Cómo es tu relación con otro chileno que triunfa afuera, Luis Sepúlveda?
Hubo un conato de relación con Sepúlveda, una vez me llamó y nos hablábamos. Tuvimos una serie de conversaciones y me invitó a 8un congreso hispanoamericano. A ese congreso, a última hora, no pude ir y le dejé un mensaje, que me sentía mal. Él, claramente, lo sintió como casus bellis (causa de guerra), y cortó las relaciones.


Si hubiera sido al revés, ¿qué habría pasado?
Lo habría llamado para interesarme por su salud…


¿Y tú estabas enfermo de qué?
Era mentira… no estaba enfermo de nada, es que era un congreso muy fome y no quería ir.


Seguro que a Sepúlveda no le gustó tu mentira piadosa…
Parece que no le gustó, porque nunca supe nada más de él. Me pude haber muerto y Sepúlveda no le dio el pésame ni a mi mujer, menos mal que era todo mentira.


Lástima que estén peleados, porque así como en el fútbol está la dupla ‘Za-Sa’, acá se especulaba que en literatura estaba la ‘Bo-Se’ (Bolaño-Sepúlveda).
Pero Sepúlveda es mucho más exitoso que yo, aunque ambos escribimos harto, pero mi literatura es más difícil que la de él. Él vende más, porque su literatura es más comestible y rápidamente digerible.


Aunque tú tienes a los críticos a tus pies.
Eso es verdad, yo tengo una crítica mucho mejor que la de Sepúlveda.