miércoles, 22 de mayo de 2013

De Estocolmo a La Paz, los puentes de Bolaño...

por Carlos Decker-Molina







Fui a escuchar una mesa redonda sobre la obra del escritor chileno Roberto Bolaño, empaquetada en una paradoja: “El escritor, para crear, necesita de la soledad; para vender requiere de una multitud”. Pensé en un ataque velado o abierto a la literatura “hamburguesa”, tan querida por las multitudes ilustradas pero sin ilustración. Me equivoqué.

Lo que plantea Marc Caellas, autor de la performance “Los críticos también lloran”, es darle vida propia a la primera parte de la novela del chileno con la complicidad de cuatro escritores que buscan a Benno von Archimboldi, personaje de la obra cumbre de Roberto Bolaño, 2666.

La performance se estrenó en Bogotá, estuvo en la Casa de América de Cataluña, luego pasó a un escenario madrileño y finalmente llegó a Estocolmo a la sala del Instituto Cervantes. Los que allí estuvimos quedamos encandilados por el relato de los cuatro personajes que inician la búsqueda del escritor Archimboldi, el personaje “ausente” de 2666. En el texto de Bolaño los personajes que se encuentran en un congreso, y que coinciden en su interés por la obra de Archimboldi, son Pelletier, Moroni, Espinoza y Norton.

En la performance son Jorge Carrión, escritor y ensayista de Tarragona; Leo Campos, autor venezolano de la novela Sexo en mi pueblo; José Tomás Angola, escritor y dramaturgo, poeta y narrador nacido en Caracas, y la colombiana Margarita Posada, periodista y escritora. Cada uno de ellos asume el rol de los personajes de la novela póstuma de Bolaño, pero manteniendo sus nombres propios lo que le da credibilidad a la performance.

Como esta nota la estoy escribiendo para un medio allende la cordillera de los Andes, no se trata de comentar o reseñar la performance, sino de hacerles saber que el arte no se detiene en la búsqueda de nuevas expresiones. Produce híbridos como “Los críticos también lloran”, donde se mezcla el arte escénico —sin llegar a ser teatro—con la literatura “hablada” que se apodera magistralmente de un texto ajeno. Magistralmente porque el texto es magistral. Escuchar y ver a los cuatro escritores —huelga decir que no son actores— es volver a la novela de una manera diferente y eso no se puede hacer con todas las novelas, ni siquiera con todas las de Bolaño. Tal vez la estructura de 2666 se ofrece para el híbrido, aunque pienso que Los detectives salvajes también podría darse, aunque sin la soltura de la obra póstuma.

No sé si le habría gustado a Bolaño ver y escuchar su obra en una performance porque el escritor cultivó —con paciencia de jardinero— su propio mito, el de outsider, el despatriado con identidades dispersas; el hombre global, el incorrecto político y el cínico inteligente del post-ideologismo. Al mismo tiempo, los parámetros del mito le sirvieron para escribir obras inolvidables y mostrar con sus textos que alguien de la periferia podía inventar muchas historias y escribir, por ejemplo, la biografía de Archimboldi cuando fue soldado de la Segunda Guerra Mundial. Sin duda, Bolaño está más cerca a Rayuela que a Cien años de soledad.

Así como Rayuela destrozó los viejos esquemas, la búsqueda de Benno von Archimboldi es también una ruptura al extremo que sigue vigente la indagación. ¿Tal vez Archimboldi esté radicado en el altiplano de Bolivia?, quién sabe. A Bolaño es difícil imitarlo, no lo intenten, porque de hacerlo no alcanzarían a ser sino ridículos bolañitos.

Hago votos porque el grupo de Marc Caellas llegue a los espacios culturales de Bolivia. O que esta nota inspire a otros creadores. La presente nota fue escrita y enviada por el autor desde Suecia. El escritor, fuera de su espacio. La propuesta del español Marc Caellas piensa a los escritores fuera de su ámbito tradicional (el estudio, el escritorio), según explicó Jorge Carrión, quien participó de la propuesta.