El País, Barcelona. 13.03.2014
“Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce”, sube al escenario del Teatro Tantarantana. Ángel Ros (Nao Albert) y Ana Ríos (Claudia Benito), protagonistas de la obra de Bolaño
Ella, una dura mujer fatal sudamericana. Él, un catalán pusilánime e inofensivo, escritor fracasado y cineasta aficionado, hasta que el amor obsesivo lo lleva a ser cualquier cosa que ella desee; así se trate de convertirse en sangrientos atracadores de bancos, salvajes experimentadores de drogas, "modernos Bonnie y Clyde de la Barcelona de finales de los años setenta", explica el director Félix Pons (Barcelona, 1972) de la obra “Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce”, que hoy sube al escenario del Teatro Tantarantana. Roberto Bolaño (Chile, 1953) y Antoni García Porta (Barcelona, 1954) escribieron este texto a cuatro manos en 1984, en lo que sería el debut de ambos en un ámbito literario que conquistaron inmediatamente. Ese mismo año la obra, protagonizada en las tablas por Àngel Ros y Ana Ríos Ricardi, ganó el premio Ámbito Literario.
Ha pasado una década desde la muerte de Bolaño y tres desde la publicación de este tormentoso híbrido entre novela negra, ensayo, diario, carta y guión cinematográfico. Según Pons, los personajes consiguen "ficcionar la realidad de la juventud española durante la transición, además de abrir un diálogo entre la cultura pop y la alta cultura".
La obra refleja las similitudes entre esa época y la actual. "Igual que en los años ochenta, la juventud de hoy se pregunta qué futuro le espera. Aunque no es necesario matar a nadie, como ocurre en la novela", ironiza el director. "Ellos salían de 40 años de dictadura; ahora salimos de décadas de bienestar, somos un edificio que se derrumba por la espiral de un consumo que nos engancha sin satisfacer las necesidades humanas y espirituales", lamenta.
Pero, según Pons, el montaje que dirige no quiere ser político, sino que pretende centrarse en la relación claustrofóbica y solitaria entre Ángel y Ana, interpretados por los jóvenes Nao Albet y Claudia Benito. De hecho la obra, que se podrá ver hasta el próximo día 30, se sintetiza en los dos intérpretes y en un solo espacio, ocupado por una cama en sábanas, en donde la pareja se encierra durante un verano lleno de crímenes. La acción transcurre durante "un fin de semana de orgía de drogas, sexo, alcohol y música", en el que la pareja protagonista va narrando su historia como si estuviera creando el guión de una película.
Contagiado por la voluntad de Bolaño y Porta "de romper los moldes, experimentar con los géneros y dialogar con el cine y la música", Pons se ha sumergido durante tres años en el reto de trasladar a escena los niveles de lecturas y los guiños metaliterarios de la obra originaria. Además de consultar permanentemente a Porta sobre el proceso creativo que materializó la narración. Además del teatro post épico y la performance, el director ha recurrido por primera vez en su carrera a soportes audiovisuales, una herramienta para desviar al espectador y crear confusión sobre qué escenas son realidad y cuáles son ficción. Las proyecciones en vídeo, las imágenes y la música "rompen la cuarta pared y trasladan al público a la Barcelona de los años ochenta, pero también lo llevan dentro de las alucinaciones de los protagonistas. Como decía Bolaño, es un combate entre imágenes y palabras", resume Pons, que con su montaje pretende homenajear los orígenes del poeta chileno con una obra en la que "ya laten las inquietudes y se manifiesta el complejo estilo de sus obras maduras y consagradas".
Traducción desde el catalán: Equipo Archivo Bolaño